sábado, 18 de agosto de 2018

El placer de comer polla

Desnudo, tumbado cómodamente sobre la cama, así me esperas. 

No puedes evitar estar empalmado porque los pensamientos sobre lo que va a ocurrir a continuación no te abandonan en ningún momento. Aun así, te he prometido que nada de lo que puedas llegar a soñar podrá llegar a compararse jamás con lo que te voy a hacer en realidad.

Tu polla es muy bonita; grande y gorda. Eres un hombre afortunado y la mantienes firme y recta. Es la polla ideal para cualquier juego que una mujer pueda desear. Perfecta para la mamada, para le penetración vaginal y, sobretodo, para un buen anal. 
El glande es gordito y redondo y, normalmente, siempre tiene una lágrima de líquido preseminal que le da un aspecto brillante y apetecible.

Tus huevos están apretaditos y muy pegados a la polla. Los tres hacen un conjunto muy sexy y varonil. 

Me acerco sin dejar de obervarla, se me antoja deliciosa. Arrodillada junto a ti le doy el beso de bienvenida. Un besito corto, con los labios, sonoro y divertido. 
Tu polla, agradecida, se mueve como pidiendo más. Y yo estoy dispuesta a dárselo todo.

Sin que te lo esperes, sientes el primer lametazo. No puedes evitar el calambre de placer que recorre todo tu cuerpo. Abro mi boca y comienzo a jugar con tu glande. Dibujo círculos a su alrededor alternando la velocidad; a veces despacio, a veces rápido. Entonces abro bien mi boca y me la trago entera. Ahora siento tu espasmo y tu gemido de placer. Me quedo así unos segundos, con ella bien adentro mientras comienzo a apretar fuerte tus huevos. Tus manos se agarran fuerte de las sábanas para poder contener tanto placer.

Poco a poco voy sacándola de mi, despacio y disfrutando el recorrido. Cuando tan sólo queda tu glande dentro de mi boca, retomo el divertido juego de los circulitos.

Abro bien la boca de nuevo, esta vez para adentrarla hasta la mitad. Entonces comienzo a presionar fuerte con mis labios mientras succiono con mi lengua y paladar a la vez que la voy sacando despacio de mi boca. Cuando llego a tu capullo apretaré aun con más fuerza para acabar con toda la polla fuera.
Repito en varias ocasiones la misma maniobra, sé que te gusta y a mí también.

La siguiente vez y, sin que te lo esperes, vuelvo a tragármela entera hasta tocar la base con mis labios.
Tras sacarla, de nuevo despacio, comienzo a lamerla como si de un polo se tratara. Arriba y abajo, recorriendo toda la polla desde la base hasta el capullo.

Decido dejarla descansar y me recreo un rato con tus huevos. Los masajeo con la lengua metiéndola en el saco entre ambos y haciéndolos mover. Después, los meto enteros en mi boca, primero de uno en uno y después los dos a la vez. Pasaré un buen rato jugando con ellos.

Cuando decido regresar a tu polla, esta me espera ansiosa y llorando de impaciencia. Con la punta de mi lengua te limpio y un hilo de placer nos comunica durante unos segundos. El único hilo que nos une y unirá, el del placer que te proporciono con mi boca.

Por supuesto, también recurro al clásico sube y baja con cierta presión sobre tu polla imitando la sensación que te produce un coño caliente y húmedo cuando te lo estás follando.

Me apetece mordisquearla y, con cuidado, la recorro entera con mis dientes. En tu capullo dedicaré más tiempo a recrearme, alternado suaves mordiscos con penetraciones en tu uretra con mi lengua.

En ningún momento me olvido de tus huevos y los sujeto firmemente con mi mano mientras me deleito con tu polla.

Quiero que te corras en mi boca, quiero tragarme toda tu leche y sentir como entra caliente por mi garganta. Cuando llevo más de una hora jugando contigo y sientes que necesitas descargar porque ya te resulta imposible contenerte me pides que te succione con ritmo y cierta velocidad. Obedezco y comienzo a recorrer tu polla con cierta premura y la fuerza necesaria para ayudarte a alcanzar el orgasmo. Poco a poco lo siento llegar. Tu polla comienza a latir con fuerza y, con cada latido, me regala un chorro de leche fresca y caliente que se convierte en la recompensa por un trabajo bien hecho.
Cuando ya ha salido la última gota y tu polla aún baila con los espasmos, abro mi boca, te enseño mi premio y me la trago satisfecha.

Y, si, era cierto. La realidad, a veces, supera algunos sueños.

2 comentarios:

  1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  2. este ha estado muy bueno, has llegado a excitarme tanto… que fui a por mi “nenita” para que me la coma inmediatamente. Pero antes quiero que lea como lo haces…

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