sábado, 30 de enero de 2016

Sexo por teléfono

Demasiado tiempo sin verle, sin tenerle. Las malditas vacaciones familiares le habían alejado de mí ya varios días y la ansiedad comenzaba a hacerse insorportable.

Algún mensaje rápido a escondidas recordándome que no podía quitarme de su cabeza, alguna foto mostrando su cuerpo ya bronceado que despertaba aún más mi deseo...Pero no era suficiente, ambos necesitábamos más.

Esa noche no podía más, así que tome una decisión. Le mandé un mensaje "Roberto, necesito ya tu sexo, quiero masturbarme contigo por teléfono. No podremos tocarnos, ni besarnos, ni olernos, no podrás poseerme ni sentiré tu polla en mi boca. Me faltará tu lengua en mi coño y mi culo. Pero escucharemos nuestros gemidos y nos correremos a la vez"

Sólo le hizo falta leer mi mensaje para que su polla se empalmara en tan sólo segundos. Buscó la manera de subir un ratito a solas a la habitación, con cualquier disculpa que se le vino en ese momento a la cabeza. Su mujer era muy celosa y no le dejaba solo ni un segundo. Nunca lo critiqué, si ese hombre fuera mi hombre, yo sería la mujer más celosa de la tierra y lo querría solo para mí. 

A los diez minutos ya estaba sonando mi teléfono. Mi corazón se aceleró y mi coño comenzó a mojarse y palpitar. "Hola Alba, ¿cómo estas?." Diosss, esa voz suya!! Aunque me recitara un salmo con ella era capaz de correrme del gusto. Tan varonil, tan masculina y pausada. Tan tremendamente sexy, como todo él.

"Loca de deseo, loca por ti. Fóllame Roberto, fóllame por aquí. Hazme tuya. No quiero olvidar que soy tuya, sólo tuya" 

Tumbada en mi cama, mis piernas se abrieron instintivamente y mis pezones se pusieron erectos marcándose bajo la camiseta como esperando su boca para que los lamiera, los chupara y los mordiera en el  modo en que solo él sabía hacerlo. Mi mano izquierda sujetaba el teléfono mientras que la derecha se metió por debajo de mis bragas buscando mi coño mojado. Empapado más bien, lubricado a la espera de una polla que esa noche no llegaría, esperando por su ^gordita^.
Metí un dedo bien dentro y yo misma puede escuchar el chof que provocaba la mojadura. 

"Estoy muy mojada, Roberto, parezco un río". Por sus suspiros sabía que comenzaba a volverse loco. "Me estoy tocando, tengo mi mano en mi coño, que te espera hace días" le dije. "Yo tambien me estoy tocando, tengo la polla muy dura, son muchos días, Alba, demasiados ya sin ti" Durante segundos sólo escuchamos los gemidos del otro, con una mezcla de placer y dolor, estábamos juntos pero tremendamente separados y eso hacía que fuera muy difícil conseguir el pleno placer. 

"Alba, mete un dedo bien adentro, empápalo de tus jugos y lámelo, déjalo bien limpio. Hazlo varias veces, bébete tu dulce flujo por mí" Obedecí sumisa. Al otro lado del teléfono él podía escuchar como me chupaba el dedo con ganas. Yo le escuchaba gemir y acelerar el ritmo de su respiración. 

Durante un par de minutos masturbé mi clítoris a gran velocidad, mientras el meneaba su polla despacio, disfrutando de cada subida y bajada de su mano. 

"Me voy a meter un dedo en el culo, haz tu lo mismo, Roberto" Más gemidos, más sollozos, gritos ahogados de puro placer.

"Cuando regrese, lo primero que haré será comerte ese culo. Me esperarás desnuda, a cuatro sobre tu cama. Dejarás abierta la puerta de tu casa y yo entraré directamente a tu habitación. Estarás bien abierta para mí y te follaré ese agujero con mi lengua bien dura. Es lo que más deseo, follarte el culo; primero con mi lengua y después con mi polla. Lo deseo, te deseo Alba" Ufff, mi orgasmo estaba cerca. Demasiado tiempo deseándo lo que él me estaba proponiendo.

"Roberto, necesito tu polla en mi boca, necesito tu sabor. Meterla hasta bien dentro, que tus huevos choquen con mis labios, esa garganta profunda que tanto nos gusta. Deseo ahogarme de placer con ella dentro, necesito mirarte a los ojos mientras lo hago y ver tu cara de vicio. Te necesito, te necesito aquí."

"Alba, lámete un pezón. Dios! cómo deseo esas tetas! No paro de imaginarlas en mi boca, mientras hago círuclos sobre tus aureolas con mi lengua. Tus tetas, Alba, Dios que tetas!!!"

El final estaba cerca para los dos, las respiraciones comenzaban a ser entrecortadas y los gemidos iban ganando en intensidad. "Me voy a correr, le dije". El intensificó el movimiento para llegar a la vez que yo. 

"Córrete, Alba. Dame tu orgasmo. Yo me estoy corriendo para ti, desperdiciaré mi leche, esa que tanto te gusta sobre tus tetas o sobre tu cara. Hoy no la sentirás calentita, hoy no podré esparcerla con mi mano sobre tu piel. Córrete para mí, grita cariño, grita que yo te oiga" 

"Ahhh, Roberto, me estoy corriendo. Te deseo, deseo tus besos, deseo tu boca. Dios, Roberto, no dejes nunca de follarme, de meterme esa polla en el culo bien dentro. Regresa pronto, cariño, ahhh, regresa y ven a follarme. Te quiero dentro, te necesito dentro.....ahhhh, tu gordita, ahhhhh, me corroooooo" LLego mi orgasmo, si, pero no lo sentí como tal. Se parecía más bien a una paja rápida de esas de pura necesidad fisiólogica. Nada que ver con lo real, algo así como el premio de consolación.

Cuando ya hube terminado escuché como acababa también él. Sus últimos gemidos me hicieron estremecer. Cuando se corrió soltó un grito ahogado, muy característico en él, el que indica la salida de su leche. Leche que, saliendo a borbotones de su polla, estaría cayendo sobres sus muslos y sobre el suelo. Esa leche que me pertenecía, desperdiciada, como sin dueña.

A nuestros orgamos le predecieron unos largos segundos de silencio.....Había estado bien, pero no era lo mismo. Había servido de momento, el calentón había desaparecido pero el deseo seguía ahí, intacto.

"Gracias, cariño" Me dijo. "Gracias siempre a ti" Le respondí. 
"Regresaré pronto y lo haremos como mereces" Le lancé un beso sonoro.

"Uff, tengo que limpiar todo esto, no veas como lo he puesto, jajaja" Unos segundos de risas.

Dedicamos unos minutos a hablar y preguntarnos qué tal todo. Ambos ya lo sabíamos, no habíamos perdido ningún día el contacto, pero necesitábamos escucharlo de nuestras voces. 

Unas palabras de despedida y la esperanza de ambos de que el tiempo que restaba de sus vacaciones pasara lo más rápido posible para ambos. 

Cuando colgué el teléfono, una extraña sensación de vacío se apoderó de mí, estaba sudada y comenzaba a sentir frio. Pero no había nadie para abrigarme. Me tapé con una manta y me quedé dormida con la esperanza de que Roberto, esa noche, me siguiera acompañando en mis sueños. 





NO SOY PERFECTA YA LO SE, NO HAY DUDA.
PERO SOY LA PERFECTA PARA TI, LA TUYA.

viernes, 15 de enero de 2016

Sombras en la noche

Ha pasado ya mucho tiempo y, sin embargo, aun tiemblo cuando lo recuerdo.

Todavía hoy no sé quién eres y sé que moriré sin descubrirlo. Esa es la clave que hace de esta historia algo único y especial.

Cuando comenzamos a hablar nunca sospeché que nos conociéramos pero, claro, nuestra ciudad no es demasiado grande. Puedes ser un amigo, un compañero de estudios, un familiar lejano, el marido de alguna amiga o conocida, el carnicero de mi barrio o cualquier hombre que forma parte de mi círculo más o menos cercano. Puedes ser cualquiera y eso hace que todo esto sea tan morboso.

Acepté tu propuesta con una mezcla de deseo y desconfianza, pero me encanta experimentar nuevas sensaciones. Me ofreciste hacer algo nuevo para mí, algo que nunca antes me había planteado y decidí vivir la experiencia porque hay trenes que no deben dejarse pasar.

Me citaste en un hotel de la ciudad. Tu me diste el número de habitación y yo me presenté a la hora pactada. Todo estaba perfectamente hablado. La puerta estaba abierta y la luz apagada. Nunca llegaríamos a vernos el rostro y debíamos hablar en susurros. 

Por el sonido de tus palabras soy incapaz siquiera de imaginar quién puedes ser, pero el aroma de tu piel y la calidez de tus besos se han quedado tatuados para siempre en mis recuerdos.

Esa noche fue una de las pocas ocasiones en las que puedo decir que hice verdaderamente el amor con un desconocido. Hubo feeling desde el primer beso, desde la primera caricia. 

Recorriste todo mi cuerpo con tu lengua, dibujando con tu saliva mi placer. Comiste mi culo como pocos supieron hacerlo hasta llegar a hacerme correr de gusto sin ni siquiera tocar mi clítoris. Solo con tu lengua en mi culo conseguiste mi primer orgasmo. En ese momento, sabía que quería entregarme por entero a ti, ser completamente tuya por unas horas. 

Hicimos un 69 fenomenal, por el grosor en mi boca sé que tienes una polla muy bonita, gordita y larga. El capullo grande y bien redondo. Sabrosa y no demasiado babosa. Sólo te mojas cuando ya te has corrido. Nos corrimos a la vez, mi jugos en tu boca y tu corrida en la mía. 

Dedicamos buena parte del tiempo a besarnos y acariciarnos. Al no poder utilizar el sentido de la vista, el del tacto y olfato se vuelven más intensos. Te vuelves más sensible a las caricias y tu cuerpo tiembla cuando sientes la mano o la boca del otro sobre ti.

Apenas hablamos, no hacía falta. Yo podía adivinar en cada momento lo que tu querías hacer conmigo. Por eso, en cuanto sentí que cambiabas de postura y comenzabas a ponerte sobre mí abrí mis piernas para hacerte más fácil el camino a mi paraíso. 
Me penetraste despacio, como si estuvieras desvirgándome y temieras hacerme daño. Fue un sexo suave, lento, con cariño y cuidado. Lo sentí así, especial. No paraste de besarme y tocarme.

Saliste de mi coño para darme vuelta y colocarme boca abajo. Penetraste mi culo y te echaste sobre mí. Todo tu peso en mi espalda traducido en puro placer. Tus gemidos en mi oído y tu aliento caliente hacían que mi placer aumentara por instantes. Ahí decidiste volver a correrte y me hiciste muy feliz. 

Con mis agujeros aun palpitando comenzaste a comerme de nuevo y me regalaste un  nuevo orgasmo que comenzó con tu lengua y terminó con tus dedos. Recuerdo retorcerme como nunca y mojar las sábanas como pocas veces.

La habitación comenzó a oler a sexo, a cuerpos calientes, a placer.....

Resultaba extraño para mí, pero sentía que nunca acababa de llenarme de ti. Recién salía de un orgasmo y ya tenía ganas de volver a tenerte dentro de nuevo. 

Nos corrimos aun varias veces hasta que la alarma del reloj nos sacó de ese sueño. 

Entre al baño, me di una ducha y me vestí. Mientras el agua recorría mi cuerpo intentaba relacionar lo que acababa de sentir con algo que me resultara familiar pero fue imposible. Te dí un beso que sabía a despedida y me fui de aquella habitación y de ti para siempre. Al menos de tu parte más especial, más maravillosa. 

Estoy segura que aun nos cruzamos e incluso hablamos, pero no logro reconocerte en ninguna palabra, en ninguna sonrisa, en ningún gesto....

Tu sabes quién soy yo y por eso juegas con ventaja, pero no me importa. No sé muy bien por qué pero confío en ti. 

Y, si me lees, por aquí te doy las gracias por aquella noche.



NO SOY PERFECTA YA LO SE, NO HAY DUDA
PERO SOY LA PERFECTA PARA TI, LA TUYA