sábado, 22 de diciembre de 2018

Pasión y entrega

Siempre me ha llamado la atención tu predilección por los culos grandes. Es por ello que yo me he convertido en tu musa del placer. Dices que adoras verme a cuatro con el culo en pompa siempre dispuesto para ti. Y sabes que a mi me encanta complacerte y mostrártelo en cualquier momento para hacerte feliz.

Tienes una gran colección de fotos mías en esa postura; en tu cama, en la mía, sobre la mesa del comedor, de rodillas en el suelo o apoyada sobre la meseta de la cocina. Siempre abierta, siempre deseosa de recibir tu polla. 

Gustas de azotarme las nalgas con ansía y sin piedad y te excita enormemente sentirme sollozar y gritar del dolor. Tus manos quedan marcadas en mi piel y yo las llevo orgullosa durante días como medallas que me gano en tu compañía.

Cuando te recreas al comerlo, me regalas un placer que me acerca al orgasmo y me arrastra a un deseo irrefrenable de que me sodomices sin piedad. Y así lo haces, a embestidas duras y certeras.

Mientras me haces tuya, no paras de repetirme que soy tu puta y me obligas a que yo te lo diga sin descanso. Si no respondo con la premura que tu exiges, me abofeteas sin piedad. Es entonces cuando loca del placer busco tu boca y te beso con ansía y desesperación. Es justo en esos momentos cuando me siento verdaderamente tuya y tu compruebas que nadie se va a entregar a ti en el modo que yo lo hago.

Nunca sé donde vas a decidir correrte y no es hasta el último momento que no soy consciente de dónde voy a recibir tu leche caliente y cremosa. Mi coño la recibe palpitante, mi boca la saborea con verdadero disfrute y mi culo se la traga ansioso. Cualquiera de mis agujeros están siempre dispuestos para ti.

En tu maravillosa compañía llego a alcanzar varios orgasmos en poco tiempo, pues tu cara de vicio y la manera en qué me haces sentir, unido a tus artes amatorias, consiguen que el nivel de excitación que alcanzo sea muy intenso e inmediato. En cada orgasmo, mojo un poco más tu polla con mi corrida y llega incluso en momento en que mi vagina se dilata de tal manera que tu enorme polla llega a sentirse pequeña dentro de mi cueva del placer.

Me haces gritar aun más fuerte de lo que es habitual en mí con cada orgasmo y los espasmos que tan loco te vuelven alcanzan una intensidad que llegan incluso a agotarme.

Cuando llega el momento de tu corrida, tras más de una larga hora entregado sin descanso a mi placer, me lo anuncias casi abducido por la irrefrenable locura del placer más intenso y descargas tu leche rozando la inconsciencia. Tras semejante esfuerzo te quedas agotado y desfallecido sobre mí y es en ese momento cuando la bestia que primero me sometió, se convierte en un hombre desvalido y desnudo de cualquier maldad. Y justo en ese instante es cuando descubro que te adoro, te adoro irremediablemente.

A ti te gustan los culos grandes y mi culo lo es. A mi me encantan los hombres maravillosos y tu lo eres.