lunes, 30 de mayo de 2016

Garganta profunda

Acabas de salir de mi casa y mi piel aun huele a ti. No quiero ducharme hasta que todas las sensaciones que me has dejado fluyan en forma de palabras.

Son las doce de la mañana. Acabo de hacerme un café y estoy sentada frente a mi ordenador. 

Como es habitual, me has dejado el pelo revuelto y todo el maquillaje corrido. Te encanta hacerlo porque sabes que me fastidia mucho. Mi cara, hidratada con tu saliva y mi coño aun palpitando tras el orgasmo que me has regalado.

Hoy no te esperaba y por eso ha sido el doble de maravilloso el disfrutarte. Me has regalado hora y media de placer intenso, como acostumbran a ser nuestros encuentros. El calor nos hizo sudar más de lo habitual y los fluidos se entremezclaron sobre nuestros cuerpos dándole al momento un toque más cerdo, aun si cabe.

Tu polla es deliciosa y a ti te gusta ahogarme con ella. Hoy me has follado la boca en varias ocasiones y tu decidías cuando tenía derecho a volver a respirar. Sabes que eso me encanta, igual que me encanta llegar en varias ocasiones hasta la arcada. La metes entera en mi garganta, hasta que tus huevos quedan pegados a mis labios y la mantienes ahí dentro mientras aprietas mi cabeza contra ti. Esos segundos resultan increíbles porque me siento totalmente tuya, obligada y complaciente a la vez. 

Me diste muchos pollazos en la cara, pollazos que recibí encantada.
De rodillas, a tu merced, yo acataba órdenes mientras miraba directamente a tus ojos grises. De tanto en tanto dejabas caer una salivada y yo abría mi boca para recibirla.

Me ordenaste que te cabalgara y así lo hice. En el sofá, me senté sobre ti y metí tu polla dentro; un escalofrío recorrió todo mi cuerpo. Mientras te follaba tu me abofeteabas y escupías, restregando tu saliva por todo mi pelo y cara. Mis mejillas aun  están calientes y sonrojadas tras tus hostias bien dadas. El dolor que me produces unido a la sensación de entrega me sumerge en un clímax que se convierte en mi adicción.

Me entraron ganas de hacer pis y ambos fuimos al baño. Yo, en la taza y tu de rodillas frente a mi.
Cuando mi líquido caliente comenzó a salir recogiste pequeñas muestras con tu mano y me las ofrecías en la boca para después besarme y compartirlo.
Una vez hube acabado, tu lengua se encargó de dejarme bien limpia. Me encanta esa visión, arrodillado ante mi con tu cara de deseo mirando como orino. 

Tras eso, me tumbaste en la cama y cogiste el vibrador. Me lo colocaste en el clítoris y acercaste tu boca a mi coño para ir bebiendo de los jugos que el placer me hacía emanar. Ambos esperamos un squirt, querías acabar empapado  de mi, pero en esta ocasión no fue posible. Aun así, mi orgasmo resultó muy intenso, mientras sentía y veía tu lengua lamiendo mi coño y el vibrador me masturbaba.

Una vez yo me hube corrido, te subiste sobre mi y, con esa polla que llena todo mi coño, me follaste.
Aún cambiamos varias veces de posición hasta que llegó tu orgasmo, no sin antes sentirte apretar mi cuello.
A ambos nos gustan las embestidas fuertes, sentir que tu capullo llega hasta el final y te esmeras en conseguirlo.

Nunca dejas de besarme y acariciarme y siempre estás pendiente de que yo me sienta a gusto y deseada. Tu mirada cuando me follas ya lo consigue por si sola.

Como siempre, tras correrte, después de jadear y gemir como a mi me gusta; te dejaste caer exhausto sobre mí, con todo tu peso y tu felicidad sobre mi cuerpo.

Sabes que no me entrego de este modo con cualquiera, pero también sabes que tu eres el elegido. LLegaste a mi vida buscando una ama y la historia acabó justo al revés. 
Mi mejor amante y un gran amigo, el compañero de cama que me hace feliz.

Ambos sabemos que esto no será eterno y por ello lo disfrutamos como si cada día fuera el último.

Te adoro, te deseo.

Fdo. Tu perrita.


NO SOY PERFECTA, YA LO SÉ, NO HAY DUDA
PERO SOY LA PERFECTA PARA TI, LA TUYA




viernes, 13 de mayo de 2016

Petting

La primera vez que hablamos ya me resultaste una persona interesante. Insistías en que no buscabas un polvo, que follar no te interesaba. Eso me gustó.
Lo tuyo es buscar el placer en cosas distintas, en momentos morbosos poco conocidos, en prácticas sencillas pero poco valoradas. Por eso quise conocerte. Por eso y porque eres un hombre serio, atractivo, con muy buena conversación y....alto.

Tenemos largas charlas en las que compartimos nuestras experiencias y, las tuyas, me encantan. Sabes que pocos hombres me han sorprendido como tu lo haces y pocas veces pregunto tanto como lo hago contigo.

Recuerdo el día que se nos ocurrió la idea de que vinieras a mi casa a masturbarte para mí. Yo te invitaría a un café y tu pondrías la leche.
Entrarías a mi salón y, una vez hubiéramos empezado a charlar, comenzarías a desnudarte para sentarte a mi lado y masturbarte mientras conversásemos.
Nos pareció una idea fantástica. Algo tan sencillo y morboso a la vez.

A pesar de que nos habíamos conocido primero en una cafetería y teníamos mucho hablado, al principio te mostraste nervioso por la situación. Ambos sabíamos que eso iba a suceder,  pues por muy abierto que seas de mente y muy acostumbrado que estés a jugar con distintas personas, la primera vez que te masturbas para una mujer, desnudo ante ella, resulta una situación difícil.

Tenerte a mi lado y desnudo, charlando con total normalidad mientras te tocabas la polla, resulto tan excitante y divertido como había imaginado.
Te costó bastante ponerla dura, los nervios jugaban en tu contra. Yo hice todo lo posible porque te sintieras en confianza y tu me lo agradeciste, pero no fue hasta que comencé a acariciarte los huevos que tu polla no comenzó a reaccionar. Entonces te invité a mi cama.

Desnudo, por el pasillo de mi casa, me seguiste rumbo a la habitación. Allí, te tumbaste sobre la cama, mucho más cómodo. Dediqué unos minutos tan sólo a observarte y a ambos nos gustó ese momento. Después, me senté a tu lado. Fue entonces cuando vi como tu capullo comenzaba a humedecerse, lubricado con tu líquido preseminal. Irremediablemente, mi boca se lanzó a besarlo. Una lamida disfrazada de beso, lo justo para limpiar tu humedad y sentir tu sabor.
Tu polla reaccionó rápido y se puso grande y dura.

Entonces volví a acariciarte los huevos y tu abriste tus piernas para que la tarea resultara más sencilla.

Comenzaste a tocarme, por encima de la camiseta, una teta. Yo la descubrí para ti. Hice lo mismo con la otra. Cuando las dos estaban fuera, apoyadas sobre el sujetador te las ofrecí directamente en la boca. Durante un buen rato mamaste de ellas y jugaste con mis pezones. Ibas intercalando una con la otra regalándome un placer suave y pausado.

De mis tetas pasaste a comerme la boca, con un buen arte al besar. Me gusta tu boca, me gustan tus besos, me gusta tu entrega.

Para poder moverme con más comodidad decidí desvestirme y recibí una sonrisa tuya de agradecimiento por hacerlo.

Las ganas de volver a probar tu polla llevaron mi boca hacia ella y comencé a chupar, lamer y mamar. Te hice varias gargantas profundas que te encantaron mientras tu apartabas mi pelo para ver mi cara mientras te lo hacía.

Dediqué un buen tiempo a comerte los huevos, me gustó jugar con ellos. Lametazos, besos, mordisquitos....

No pude evitar seguir bajando y comerte el culo, ambos teníamos ganas de beso negro.

Cuando llego mi momento me tumbaste boca arriba y comenzaste a comerme el coño. Descubrí que eres un virtuoso con la lengua y comprobé como lamías mis piernas, mi culo y mi barriga con sumo cuidado y delicadeza. Me hiciste sentir muy deseada y mimada.

De repente, tus dedos comenzaron a masturbarme y, mientras lo hacían, tu boca se dedico a besar mis pies. En ese momento comencé a mojarme y el "chof, chof" que hacían mis jugos al contacto con tus dedos me volvía loca de placer.

Busqué tu polla con mi mano y yo también comencé a masturbarte. Así estuvimos durante un buen tiempo. Ambos gemíamos casi al unisono y ambos nos recreábamos en el placer que nos estábamos intercambiando.

Subiste tu polla hasta mi boca y me la follaste, después me pusiste los huevos sobre la cara y comencé a lamerlos con ganas y deseo. Un leve movimiento hacia delante y tu culo fue el siguiente en pasar por mi boca.

Entonces te pedí que te pusieras frente a mi y comenzaras a masturbarte, mientras nos mirábamos yo hice lo propio con mi clítoris. Alcancé un orgasmo delicioso mientras me besabas y me animabas a correrme para ti.

Cuando yo hube terminado y me viste satisfecha, me preguntaste dónde deseaba que te corrieras para mí. Te indiqué que sobre mis tetas sería fantástico y te situaste de rodillas junto a mí para alcanzar tu clímax y regalarme tu leche caliente para hacerme sentir un nuevo escalofrío al sentirla sobre mí.

Fue un juego sencillo pero maravilloso. Me recordó al petting que tanto practique en mis años juveniles cuando me iniciaba en este placer maravilloso llamado sexo.




NO SOY PERFECTA YA LO SE, NO HAY DUDA
PERO SOY LA PERFECTA PARA TI, LA TUYA