jueves, 20 de septiembre de 2018

El espejo

Dos cuerpos desnudos frente a un espejo.

Hombre y mujer en perfecta sintonía. Aquí ni la edad ni el físico parecen relevantes.

Desconocidos fuera de ese cuarto, amantes inseparables en cada encuentro. Años avalan esta relación prohibida.

Él sentado sobre una butaca, ella encima suyo con la polla insertada.

Les encanta observarse mientras juegan, el espejo es casi siempre uno más en sus fantasías. Otras veces se acompañan de dildos y vibradores, no permiten que la rutina se apodere de una relación tan perfecta.

Ninguno desea que la llama que ambos han encendido se apague nunca. Aunque saben que nada es para siempre y lo suyo está condenado a acabarse desde el mismo momento en que ha comenzado. Ese es el sino de los amantes: vivir intensamente algo que terminará, lo más posible, con dolor y maravillosos recuerdos.

Ella se mueve, armoniosa, sobre él. Con las manos apoyadas sobre sus rodillas baila la cadera con perfecta sensualidad. Ninguno quita de la vista la imagen de ambos en el espejo y la excitación va en aumento.

Sus tetas son grandes y la fuerza de la gravedad hace años que ha sido implacable con ellas. Pero a él le encantan así, con sus oscuras aureolas y duros pezones. El hombre se las agarra fuerte y mira como rebosan entre sus manos. En ese momento ella comienza a cabalgar con más intensidad. Mientras, la besa el cuello y llega a morderle un hombro con la excitación del momento. A ella, esos arranques casi salvajes le encantan y encienden.

El primer orgasmo está ya cerca. Desde que se conocen disfrutan del privilegio de llegar a correrse a la vez. Los gemidos se intensifican, los jadeos comienzan a entrecortarse y él comienza a sentir como el elixir caliente que brota del coño de ella le arrolla por los huevos.

Durante dos minutos los dos se convierten en uno. Nada importa más en este mundo que el orgasmo que ambos se están regalando. No existe nada más, nadie más. En ese instante, cuando lo más grande y lo más bello se hace realidad ambos llegan a conocer el significado de la verdadera felicidad.

Después, pasarán unos minutos callados, exhaustos y relajados. Ella seguirá sentada con su polla dentro, le encanta sentir como se va poniendo flácida dentro de su coño. Él no dejará de abrazarla en todo ese tiempo.

Como es costumbre en ellos, ella se levanta para tumbarse sobre la cama. Boca arriba y con las piernas bien abiertas le deja el coño dispuesto para que él se lo deje bien limpio a lametazos. No quedará rastro de ningún fluido: semen y corrida vaginal entremezclados le otorgan un sabor a ese coño que puede compararse al mejor de los manjares.
Un coño grande y naturalmente peludo. Con una frondosidad ya poco vista entre las mujeres y que  a él le encanta sentir entre los labios mientras se lo come.

No dejará de disfrutarla hasta que ella llegue a su segundo orgasmo. Los días que le cuesta algo más alcanzarlo, él se ayuda de dos dedos para metérselos por el culo. Cuando ella se siente llena por ese agujero se pone muy perra y se corre rápido y más intenso.

Ella gime y le aprieta fuerte la cabeza, mientras le despeina con ternura. Gritos ahogados anuncian un nuevo orgasmo y él se esmera por mover la lengua aun más rápido sobre su duro clítoris. Temblores y espasmos acompañan el momento, mientras el hombre se bebe el ansiado líquido por el que tan duro ha trabajado.
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De nuevo, el silencio. De nuevo los abrazos y las caricias. Aun tienen tiempo para descansar, con un ligero sueño, con sus cuerpos desnudos y sudados sobre la cama antes de ducharse y volver a sus monótonas vidas. Unas vidas que sólo tienen razón de ser gracias a esos encuentros.



lunes, 17 de septiembre de 2018

Foto regalo


Organizando conceptos

Entro cualquier día en Facebook o Twitter (las plataformas que utilizo habitualmente para dar a conocer mi blog) y me encuentro con muchos perfiles de personas que no tienen las ideas demasiado claras con respecto a los conceptos que rodean al mundo del sexo.

En el ámbito sexual nada es igual y todo es permitido, pero no es conveniente equivocarlo, sobretodo si queremos llegar a alcanzar lo que realmente estamos buscando cuando nos hacemos un perfil de estas características.

No todo el que busca sexo por internet es liberal. Muchas personas se presentan como tal y están muy lejos de serlo jamás. Que un hombre tenga la fantasía de follarse a una mujer casada mientras su marido observa la escena no lo convierte en liberal. Liberal, en tal caso, sería el matrimonio que lo invita a su cama.

Una persona liberal es alguien abierto de mente, que tolera y respeta cualquier tipo de práctica sexual. Y que, llegado el momento, disfruta sin tabú de su sexualidad y la de su pareja (en caso de tenerla).
Un liberal es respetuoso, discreto y empático. Un liberal no se asusta ni critica la forma de vivir el sexo del resto de personas, amén de sus gustos personales.

Dentro del mundo liberal hay, como he dicho, parejas. Pero, ojo, no todas las parejas son liberales.
De hecho, los swinger (parejas estables que disfrutan del intercambio de parejas) no suelen ser liberales. Este grupo suele interactuar bajo unas reglas bastante estrictas. La gran mayoría obliga al cumplimiento de exigencias tales como la obligatoriedad de que la otra pareja sea estable o la presentación de analíticas que muestren un buen estado de salud. Es normal pactar el modo del que transcurrirá el encuentro (los cuatro juntos en la misma habitación o por separado, quedar a tomar algo primero o quedar directamente en el lugar donde van a jugar, ver fotos o videochat de la otra pareja junta antes de dar el paso a conocerse en persona....)

La mayoría de los swinger no quieren tener contacto ninguno con chicos sólos. Por algún motivo que aún no llego a entender, las chicas solas siempre son bienvenidas a sus perfiles o su cama.
Una minoría, a veces, gusta de jugar con un hombre, pero tienen la costumbre de tratarlo  como un mero juguete sin sentimientos ni derecho a elegir sus gustos. El chico invitado a participar en su juego, sólo interactuará con la parte femenina de la pareja, siguiendo los patrones marcados con anterioridad por la pareja.

Por supuesto hay muchísimas parejas que no son swinger sino liberales. Es fácil distinguirlas, pues éstas últimas, se comportan de una manera más laxa y abierta. Pueden disfrutar haciendo intercambios, tríos y otras mil prácticas y siempre lo hacen desde el "tu a tu" y el respeto.

A mí, personalmente, no me gustan las etiquetas. Mi forma de pensar encaja en el pensamiento liberal, aunque comparto también rasgos con las personas con facultad para el poliamor.

Escribo sobre sexo, si. Y hablo del mismo con naturalidad y sin tabúes. Pero eso no quiere decir que esté siempre dispuesta y disponible para tener conversaciones "calientes" con cualquier persona a la que se le antoje.

Que una mujer sea liberal o practique el sexo de manera libre no significa que cualquier persona tenga derecho sobre su vida sexual. Ella decide cuando folla, con quien y como. Por supuesto, todas las mujeres tienen derecho a ser respetadas y tratadas con tacto.

Del mismo modo, todo hombre que se muestre educado y cortés merece ser tratado con la misma educación. No me gusta que paguen justos por pecadores.

Sería genial que el sexo no se metiera en el saco de lo prohibido, lo oscuro y lo sucio (aunque muchos opten por prácticas de lo más vicioso y cerdo). El mundo iría mucho mejor si las mujeres que viven su sexualidad de manera libre no fueran tachadas de "frescas" y los hombres no sintieran un "no" como un rechazo que les da alas para insultar y menospreciar.

Todos somos iguales y sin los unos, los otros jamás podríamos cumplir nuestras fantasías. Quizá sería buena idea partir de esa premisa.

Vivid el sexo, hacedlo con libertad y sin tabúes. Pero siempre desde la empatía y el respeto, por favor. Así todos follaríamos más y joderíamos menos.