jueves, 12 de octubre de 2017

La fiesta

Hace un par de semanas volví a estar invitada a una de las fiestas liberales privadas más fantásticas que se realizan en Asturias. Se organizan cada tres meses aproximadamente y en ellas tengo el placer de reencontrarme con buenos amigos y de conocer a nuevas personas con las que siempre es grato charlar, reír e incluso follar si llega el caso.

En esta ocasión decidí invitar a mi chico para que nos acompañara a mí marido y a mí. Además, por temas de organización pasó todo el día en mí casa con nosotros e, incluso, durmió en ella después de la fiesta.
Como suele ocurrir de cuando en cuando, también se quedó a pasar el día con nosotros y a dormir un buen amigo que también está invitado a esta orgifiesta.

Por ello, áquel sábado se convirtió en uno de los más especiales y divertidos que he pasado en mucho tiempo. La fiesta fue fenomenal, como no podía ser de otro modo, pero lo realmente divertido ocurrió antes de subir a ella, esa misma tarde en mi casa...

La noche del viernes la pasé sola puesto que mi marido había quedado con su chica para ir a cenar y a pasar una velada de sexo en un hotel. No se encontraría conmigo hasta la hora del vermú, momento en el que yo ya estaría con mis dos invitados esperándole.

La mañana del sábado, bien temprano, llegó a casa mi chico y me trajo el desayuno. Pasamos la mañana tranquilos, intentando no tener sexo, para mantener una excitación que iba en aumento ante las expectativas de lo que iba a ser un gran sábado. Eso sí, no faltaron las caricias, los besos, los masajes y las risas.
A eso de la una y media llegó nuestro amigo después de hora y media de viaje desde Santander.

Cuando ya estábamos los cuatro juntos, tras el vermú y varias de charlas de lo más variopinto, nos fuimos a comer. Aquí, en Asturias, tenemos la sidra. Y cuando en una comida hay sidra de por medio, los comensales comienzan a tener un grado de alcohol que no llega a la borrachera pero que los alegra y anima.
Es por ello que tras la comida y las 6 botellas de sidra que cayeron, los cuatro regresamos a mi casa dispuestos a dormir un poco la siesta para poder subir frescos a la fiesta. Pero....

Las ganas y el alcohol hicieron su trabajo y  nos vimos obligados a comenzar la fiesta a las cuatro de la tarde.

No me dio tiempo a entrar en la habitación y ya me vi abordada por tres hombres deseosos de besos y carne. Entre los tres me desnudaron y me tumbaron sobre la cama y durante quién sabe cuánto tiempo, me comieron, tocaron y besaron por todo el cuerpo de manera aleatoria. Llegó el momento en que yo ya no era capaz de distinguir quién hacía qué y esa sensación de sentirme a la deriva con tres hombres entregados a mi placer se me antojó maravillosa.
Pedí polla, deseaba comer y tocar polla. Mis deseos fueron órdenes para ellos y en ese instante me vi con una en la boca y otra en cada mano. Por supuesto, en eso también se fueron alternando. 

Me cuesta recordar todo lo que ocurrió en mi cama aquella tarde, el alcohol y la diversidad de lo que hicimos me lo pone muy difícil. Pero sé que hubo una maravillosa doble penetración perpetrada por mi marido y nuestro amigo, mientras me comía la polla de mi chico. Lo recuerdo bien porque él fue el encargado de limpiar mi coño y culo con su lengua cuando los tres nos hubimos corrido.

Hubo también un maravilloso 69 con mi chico, mientras nuestro amigo me sodomizaba el culo. Para mi chico resultó una escena maravillosa ver desde tan cerca como la polla de otro entraba y salía de mí. Y qué decir del momento en que la corrida comenzó a salir de mi culo para deslizarse por mi coño y acabar goteando sobre su boca.

A mi chico le encanta que le cabalgue y así lo hice para acabar. Mientras me movía a horcajadas armoniosa sobre su polla, los otros dos hombres me acercaron las suyas, uno a cada lado. Comer dos pollas a la vez es algo que me vuelve loca y que mi chico pueda observar la escena hace que la situación sea el doble de morbosa. Así terminamos los tres, yo teniendo el ni sé sabe qué número de orgasmo de esa tarde, mi chico corriéndose en un coño que aun guardaba restos de la leche de los otros dos hombres, mi marido corriéndose en mi boca y nuestro amigo sobre mis tetas. 

Fue el cansancio el que nos hizo parar y no la excitación. Pero los cuatro sabíamos que aun teníamos una gran noche por delante y mi marido ya venía de estar follando toda la noche con su chica.
Yo estaba pringosa y llena de leche y no quería ni ducharme, pero entre los tres me llevaron a la bañera y se encargaron de enjabonarme y aclararme. ¡Ese detalle se me antojó precioso!

Aun nos dio tiempo a echarnos una siesta antes de prepararnos para subir a la fiesta.

Una vez en ella, a parte de pasarlo genial con nuestros amigos liberales y conocer caras nuevas, cada uno hizo lo que le apeteció y le dieron las fuerzas. 

Era la primera fiesta para mi chico y la gozó mirando por las habitaciones el ambiente y el sexo que se vivía. Amén de que no pudimos evitar volver a follar los dos juntos.

A las cuatro de la madrugada decidimos volver a casa, exhaustos pero satisfechos. 

No sé si en la próxima fiesta volveré a vivir algo parecido, pero de verdad que no me preocupa. El recuerdo de lo ocurrido aquél sábado 30 de Septiembre de 2017 tengo por seguro que jamás se borrará de mi memoria. 

¡Gracias pollitos!



TODOS PENSAMOS QUE NOS HEMOS ENAMORADO ALGUNA VEZ, HASTA QUE NOS ENAMORAMOS POR PRIMERA VEZ.

sábado, 16 de septiembre de 2017

Tres

Son tres pero cuando están juntos se convierten en uno.

Durante el tiempo que comparten juntos todos olvidan su vida real. O quizá no, quién sabe si esa es su auténtica realidad y en esos momentos es cuando son verdaderamente ellos. ¿Cuál es su verdad, la que comparten juntos y a escondidas varias veces al mes o el resto de su existencia?
Fuera de esa cama, los dos hombres son dos desconocidos. Sin embargo, el placer de lo prohibido les envuelve en un halo de confianza sólo posible cuando la mujer ejerce de nexo de unión entre ambos.

Es la belleza de tres cuerpos, donde cada uno aporta sus virtudes y el resto perdona los defectos de los demás.

Tres bocas dispuestas a beber de cualquier néctar sin importar la procedencia porque la saliva, el flujo que emana del coño, los fluidos que brotan de los glandes y la humedad del ano de los tres, forman una mezcla deliciosa donde todos pueden apreciar diferentes sabores y texturas que lubrican cualquier camino que se les antoje explorar.

Los gemidos son ese sonido celestial que llena el ambiente con una banda sonora que les incita a desear más y más los unos a los otros.

Los ojos no pierden detalle, lo excitante de lo puramente visual se hace imprescindible. Infinitas imágenes que se van grabando en las retinas como tatuajes de placer con tinta de experiencias.

Dos bocas comparten un polla, mientras las lenguas buscan besarse sorteando la dificultad que les supones tener un duro mástil de por medio. El tercero, tumbado, se deleita con las vistas privilegiadas que, junto al placer de sentir la humedad de dos lenguas en su falo, se siente transportado a un edén que le incita a la necesidad de correrse dentro de sus bocas. Sabe bien que lucharán como fieras hambrientas por hacerse dueños de su leche y que, en el fragor de la batalla, acabarán con sus caras impregnadas de su regalo caliente y untuoso. Pero eso no será problema, pues tras el placentero clímax, él se encargará de limpiar
complaciente ambos rostros a grandes y contundentes lametazos. La situación desemboca en un beso a tres mientras en la estancia se comienza a percibir el dulce aroma a sexo.

Ella sabe que ha llegado su turno y se tumba boca arriba con las piernas bien abiertas; quiere dejar espacio suficiente para ambos hombres. Ellos saben bien lo que desea: verlos a cuatro sobre su cama, con sus cabezas metidas entres sus piernas, mientras sus lenguas se afanan en complacer su exigente clítoris.
La mujer, entre gemidos y espasmos, maldice no disponer de un espejo en el techo con el que poder maravillarse con las vistas y, por ello, debe conformarse con el ángulo que alcanza desde esa postura mientras les acaricia el pelo y aprieta sus cabezas contra su sexo.
Ella, que nunca supo ser discreta cuando recibe placer, grita como las locas mientras pronuncia palabras casi inteligibles, se acuerda de un Dios en el que no cree y les agradece llamándolos por su nombre el esfuerzo y la entrega.
Ellos, reciben los gritos como medallas a su buen hacer, acompañados de intensos gemidos y sonidos guturales y se sienten orgullosos de ser ellos quienes los están provocando.
Los espasmos no tardan en llegar y deben sujetarla fuerte para que su coño no se escape de sus bocas en el mejor momento.
La miran, se miran, les mira y el orgasmo se apodera de ella.
Ellos la conocen bien  saben que éste le dura largos minutos y, por ello, se afanan en no romper ese delicioso y delicado momento.
Son conscientes de que al día siguiente tendrán herido el frenillo de la boca por el tremendo esfuerzo pero también saben que habrá merecido la pena.

Ya sólo queda el tercero por correrse y no tardará en hacerlo. Los otros dos comienzan la técnica que le vuelve loco y, para ello, lo tumban boca arriba y le ayudan a flexionar las piernas de modo que sus rodillas tocan su pecho. Le encanta verse así, a la entera merced de sus compañeros de juegos.
Con sus manos abre bien el camino a su culo esperando ansioso  el calor de la lengua del otro y pega un pequeño brinco y un gemido en el mismo instante en que la siente entrar dura y certera. Los movimientos que simulan una auténtica penetración serán constantes y armoniosos durante el tiempo que sea necesario hasta que él explote y de su polla emane el ansiado resultado de tanto placer.
Mientras, la mujer lo masturba con maestría, escupiendo de cuando en cuando sobre su capullo. Le encanta correrse mientras ella le mira y se afana por ir aumentando el ritmo del movimiento acompasado que le eleva hasta un cielo que a veces le parece muy cercano.


Llega el momento en que los sonidos que salen de su boca les anuncia que el volcán está a punto de regalarles su deliciosa lava y es justo en ese instante cuando el otro hombre abraza el glande con su boca mientras ella aprieta fuerte la polla, como estrangulándola, y se oye como el hombre va tragando la deliciosa leche con una deliciosa satisfacción.

Exhaustos se dejan caer sobre la cama. Pasarán un buen rato charlando sobre temas sin importancia mientras van recuperando el aliento y se acarician y besan con gestos que se parecen mucho a la ternura.

Antes de despedirse, tras la ronda de duchas, procuran poner fecha para la próxima cita y se agradecen unos a otros la entrega en la nueva experiencia vivida.

Son tres pero es uno, El milagro de la complicidad muy bien aprovechado por tres mentes abiertas.




TODO EL MUNDO PIENSA QUE SE HA ENAMORADO ALGUNA VEZ, HASTA QUE SE ENAMORA POR PRIMERA VEZ.

sábado, 9 de septiembre de 2017

Cita en nuestro bar

Estoy a la puerta del bar, de nuestro bar. En apenas segundos atravesaré la puerta y te encontraré frente a mí, en la barra y sentado en un taburete. Estás tomando una cerveza porque estás muy nervioso y tienes la boca seca. Te has vestido con tus mejores galas, incluso has ido a comprar unos bóxer nuevos esta misma tarde en color rojo para que te den suerte; estás perfectamente afeitado y perfumado y con fijador moldeando tu pelo. 

De repente, sientes algo y miras hacia la puerta. Tus ojos se encuentran con los míos.
Tu tiemblas, yo sonrío.
Me acerco a ti con paso seguro y tu sientes un escalofrío que recorre todo tu cuerpo. Pienso para mí que estás muy guapo, tremendamente sexy. 
Por fin estamos cara a cara y puedo oler tu perfume, eso me excita. Dos enormes y sonoros besos nos permiten el primer contacto "piel con piel" y no puedes evitar que tu polla reaccione y se ponga dura. Entonces te pones muy colorado y pasas un mal rato, hasta que te das cuenta de que ambos estamos hablando tal y como lo llevamos haciendo todo este tiempo a través de chat y te sientes más tranquilo.

Cuando queremos darnos cuenta llevamos dos horas de charla y varias copas, el tiempo a tu lado pasa increíblemente rápido. Nos encanta hablar de mil cosas mientras nos miramos a los ojos, de cuando en cuando nos damos un gran beso y un abrazo y hemos brindado unas mil veces por esta primera cita, prometiéndonos que no será la última.

Me disculpo y me levanto al baño. Ese tiempo en mi ausencia te sirve para armarte de valor y planear el ataque que llevas deseando toda la noche. Cuando regreso, no me da tiempo a volver a sentarme cuando te lanzas a mi boca y me besas. Sin saberlo, acabas de abrir la caja de Pandora.

"Llévame a tu casa, quiero conocer tu cama" No necesito decirte más. En cinco minutos vamos rumbo a un paraíso que a ambos se nos antoja divertido y excitante.
Hasta este momento no lo sabías pero he venido a esta cita sin bragas. En el asiento de atrás del taxi abro mis piernas y te llevo la mano a mi coño para que lo descubras. 
A ti te derrite mi humedad, a mí me estremece el roce de tus dedos sobre mí clítoris. Se me escapa un gemido y el taxista mira extrañado por el retrovisor. Ahora son dos las pollas que están duras.
La tuya comienza a babear de deseo y sientes como moja tu pantalón. Entonces decido que lo mejor es limpiarla y te indico que abras la cremallera y la saques para mí. Obedeces de inmediato, dominado por una excitación que nunca antes habías sentido.
Cuando veo tu polla me quedo ojiplática; jamás la hubiera imaginado así: grande y gorda. No puedo evitar abrazarla con mis labios y rodear tu generoso capullo a lametazos. Ahora eres tu el que gime.

Pobre taxista, tan cerca y tan lejos....Pero por fin llegamos a nuestro destino y lo dejamos así, caliente como un perro y solo de nuevo. Al menos le quedará el recuerdo..

No nos da tiempo a entrar en tu casa y ya a la puerta te arrodillas ante mí y comienzas a comerme el coño; es tal mi excitación que no tardo en regalarte mi primer orgasmo. Por fin bebes el néctar de mi placer, ese sabor que llevabas semanas ansiando.

Atropellados, entre besos y caricias sin control entramos en tu cuarto. Me quito el vestido y el sujetador y te espero a cuatro sobre tu cama, mientras tu intentas desvestirte lo más rápido posible porque no puedes soportar el deseo de follarme el culo obnubilado por la tremenda visión que te regalo.

Cuando tu polla entra en mi culo a fuerza de un certero embiste, de mi boca sale un alarido del que es difícil distinguir si hay más dolor o placer y eso te vuelve, si cabe, más loco. Comienzas a follarme duro mientras me agarras fuerte del pelo y me llamas puta. Me encanta......me encanta y lo sabes.

Después de una larga sodomización sientes que estás a punto de correrte y decides salir de mí. Me ordenas darme la vuelta y que abra la boca. Yo, sumisa, obedezco. Es entonces cuando el calor de tu corrida comienza a recorrer mi cara, mi boca, mi cuello. Te escucho gruñir, de un modo casi grotesco y no paras hasta vaciarte sobre mí por entero. Cuando vuelves en ti, tu cara vuelve a tornarse calma y serena y en tu preciosa boca se dibuja una deliciosa sonrisa mientras tus labios me agradecen el tremendo orgasmo que acabas de protagonizar.

Aun respirando entre jadeos comienzas a besarme las tetas y te recreas con mis pezones, que duros agradecen tus lamidas y mordiscos. No puedo evitar sufrir espasmos pero el deseo de volver a correrme es muy intenso y la visión de tu boca y el calor de tu lengua sobre mí no hace más que aumentar mis ganas. 

En el momento que bajas a mi coño y vuelves a comerte a lametazos mi clítoris comienzo a gemir y a retorcerme mientras juego con tu pelo y empujo tu cabeza fuerte contra mí. Decides que ha llegado el momento de jugar con mi culo y yo encojo mis piernas contra mi pecho para hacerte el camino más fácil. Tu lengua entra y sale de mi ano mientras tu nariz roza mi coño como queriendo penetrarlo. Te pido que me masturbes, necesito correrme. Y así, con tu boca en mi culo y tus dedos moviéndose armónicamente sobre mí clítoris, alcanzo mi segundo orgasmo entre gritos y jadeos. Cuando termino y me relajo limpias, de nuevo, mis jugos con tu lengua hasta dejarme bien seca mientras mi coño palpita dentro de tu boca.

Estamos cansados y sabemos que aún nos queda toda la mañana por delante. Ambos nos hemos quitado el bravío y las ganas así que, entre besos y caricias, los dos nos quedamos plácidamente dormidos.

Sin duda, esos bóxer rojos te han traído suerte. La misma que he tenido yo al decidir no ponerme bragas.




TODOS PENSAMOS QUE NOS HEMOS ENAMORADO ALGUNA VEZ, HASTA QUE NOS ENAMORAMOS POR PRIMERA VEZ.

viernes, 2 de junio de 2017

Mi chico

Llevaba meses sin escribir nada y no lo hice porque no tenía nada importante que contar. Os pido perdón, pero yo sólo sé escribir las sensaciones, sentimientos y anécdotas que de verdad me hayan llenado y provocado reacciones en mi mente, corazón y coño.

He pasado por meses malos, muy malos me atrevo a decir. Sin embargo y, porque el Karma me lo debía, ahora estoy en el mejor momento de mi vida. 
La vida me tenía reservada la mayor de las sorpresas para el peor momento. Justo ahí, cuando sientes que te das por vencida y tiras la toalla, que nada parece tener sentido, que todo lo que has hecho no ha servido para nada e, incluso, que no has sabido hacerlo bien. Cuando la esperanza estaba preparando las maletas para irse, apareció él.
Y lo hizo sin hacer ruido, como llegan las cosas bonitas y delicadas. Despacio, casi sin querer, fue entrando en mi vida; soplando las heridas para que resquemaran menos, tendiéndome la mano para levantarme cuando sentía que ya no tenía fuerzas, secando mis lágrimas con sonrisas, abrigándome los días de frío y sofocando mi calor con su entrega y pasión. 

Una mañana, tras despertar juntos en una habitación de hotel, después de una noche llena de besos, caricias y sexo tierno y entregado, nos miramos a los ojos y ambos supimos que nos habíamos enamorado. 

He follado con muchos hombres pero ahora he descubierto que nunca había hecho verdaderamente el amor. 

Llevamos apenas dos meses largos juntos y aún nos estamos descubriendo. Cada día ambos nos llevamos una grata sorpresa al conocer algo nuevo del otro. Es una sensación fabulosa, adictiva, casi mágica y tremendamente estimulante. 

El deseo de besarle, de tocarle, de escucharle o mirarle no me abandona en ningún momento y su simple pensamiento alegra el más gris de mis días. 

Nuestros orgasmos siempre acaban empapados en sudor. El modo en que deseo sentirme penetrada por él es inédito en mí y si no lo hace me siento incompleta.  El instante en que su polla entra en mi coño siento un escalofrío que recorre mi cuerpo y me transporta a la felicidad de sentirme conectada verdaderamente con un hombre.  El modo es que me mira cuando lo hace, sus "te quiero" mientras me penetra, la belleza sexy de su cuerpo desnudo y el modo en que lo mueve cuando sale y entra de mí hace que no sepa distinguir si lo tengo o lo sueño.

Siempre le digo que le conozco desde siempre pues la conexión que ambos tenemos tanto en la cama como fuera de ella parece la de una pareja que lleva años de relación. 
Mi chico me hace alcanzar varios orgasmos vaginales en el mismo encuentro, la mayoría culminados con un gran orgasmo clitoriano que me hace gemir, gritar, temblar y estremecer de puro placer. Desde el primer día ha sabido tocar en el lugar exacto donde yo me vuelvo loca cuando me masturban y alterna con maestría ambas manos mientras trabaja duro con sus dedos para ayudarme a alcanzar el ansiado orgasmo.

Hace dos días compartimos cama y, aun después de muchos encuentros, aun me dolían los ojos de placer al mirarle. Cuando besa mis pezones, el modo en que mueve su lengua al hacerlo y los pellizca con sus labios mientras me masturba, hace que crea que estoy soñando y me parece imposible que ese hombre tan tan guapo y maravilloso esté dándome ese inmenso placer. 

Le encanta que le pida que me coma el coño, pero es que no imagina lo que me encanta a mi que lo haga. Porque, además, le satisface limpiar mi flujo cada vez que me hace correrme. El modo en que lame cualquiera de mis dos agujeros, tanto culo como coño hace que me retuerza de placer. Noto su barba hacerme cosquillas y me encanta. Amén de cuando alcanzo el squirt y él bebe directamente de mi fuente; en ese momento creo verdaderamente estar tocando el cielo.

Su postura favorita cuando hacemos el amor es que yo me ponga a horcajadas sobre él, dice que le encanta mirarme entera cuando lo hago. El modo rítmico y sensual en que muevo mi cuerpo junto a los espasmos que siento en cada orgasmo que me hace alcanzar le dan un placer absoluto. De cuando en cuando le pongo una teta sobre la boca para que él disfrute y así yo acabar de volverme loca de placer por lo que veo y siento. Mis pezones reaccionan en el acto a su lengua y se ponen erectos y oscuros pidiendo más. 
Sin embargo, cuando cambiamos de postura y es él quien está encima ambos disfrutamos también como locos. Conmigo se aficionó al anal, práctica que no había hecho de manera habitual, pero que ahora esta descubriendo en un culo ansioso, grande y bien puesto que le abre las puertas del cielo sin necesidad de lubricación ni preparación previa. 
Mi chico y yo no usamos condón, no lo usamos porque nos sentimos dos novios y los dos tenemos confianza ciega en el otro. Gracias a eso puedo sentir su leche caliente en mi coño o culo cuando se corre dentro y sentir que la llevo ahí, conmigo, el resto del día. 

Como es perfecto, no se cierra a nada en el sexo y tiene una tendencia bicuriosa muy divertida y creativa. Por ello hemos realizado ya nuestro primer trio con otro chico y pronto haremos más cosas diferentes y divertidas. Esto está siendo para mi algo  totalmente distinto, pues lo estoy haciendo al lado de la persona de la que estoy enamorada y a la que deseo entregarme por completo, en cuerpo y alma.

Prometo plasmar aquí todo lo que ambos hagamos juntos, ya sea solos o acompañados de más personas. Siempre contando con su beneplácito. Porque él es mi musa, él es mi chico....


TODOS CREEMOS QUE NOS HEMOS ENAMORADO ALGUNA VEZ, HASTA QUE NOS ENAMORAMOS POR PRIMERA VEZ.



martes, 21 de febrero de 2017

Cuando....

Cuando te acuestas y, en el calor de tu cama vacía, sientes la imperante necesidad de masturbarte. Y a la mañana siguiente, tras un sueño reparador; necesitas, de nuevo, volver a tocarte. Cuando tus orgasmos llevan su nombre y sabes que los suyos llevan el tuyo.

Cuando tus días pasan con una sonrisa dibujada en la cara, esa que refleja que vuelves a sentirte viva.

Cuando cierras los ojos y lo visualizas desnudo en tu cama y un escalofrío de deseo recorre tu cuerpo hasta llegar a mojar tus bragas.

Cuando saboreas una y otra vez el recuerdo de ese beso que te hizo volver a tocar el cielo. Ese beso tierno y varonil, de los que parece que sólo se dan en las películas.

Cuando una voz es capaz de erizar todos tus sentidos en las largas conversaciones por teléfono. Esas en las que cuesta una vida colgar. 

Cuando sientes que eres suya, que deseas entregarte por completo. Y deseas tenerlo en tu cama y que haga contigo lo que quiera. Cuando no paras de imaginarlo sometiéndote, obligándote, metiéndote la polla en la boca con firmeza y ahogándote de placer con ella. 

Cuando imaginas esas bofetadas que puedes ya sentir en tus mejillas, con el ardor de la fuerza calmado con tiernos besos. Cuando tu culo se siente ansioso por recibirlo, por apretarlo fuerte mientras te embiste y te azota para recordarte quién es el que manda.

Cuando tu coño, muy lubricado, palpita de ganas por sentir su lengua, por correrse una y otra vez en su boca. Cuando deseas sobre todas las cosas regalarle ese squirt prometido para que pruebe el sabor de tu placer mientras mojas por entero su cara.

Cuando tu lengua muere por probar su piel, por recorrerle entero parando en cada uno de sus rincones para acabar en el agujero de su culo, ese culo ansioso por ser follado por ella. 

Cuando lo imaginas sabroso, jugoso, apretado. Cuando deseas verlo bien abierto para ti, dispuesto a recibir el placer ya casi olvidado.

Cuando te mueres porque te folle, por sentirlo encima mientras bombea, por ver su carita de placer mientras lo hace. Cuando imaginas mil posturas divertidas, cuando sabes que estarás a su merced y confías en que él sabrá llevar las riendas. 

Cuando no dudas ni por un instante de que volverás a tocar el cielo cuando te corras, entre gritos de placer y gemidos. Cuando esperas ansiosa nuestro primer orgasmo juntos para darnos cuenta de que no queremos dejar de hacerlo.

Cuando deseas que se corra sobre tus tetas para sentir el calor de su leche.

Cuando sabes que después te colmará de besos y atenciones, agradeciendo con mil gestos el momento que acabamos de vivir.

Cuando salga por la puerta de tu casa y ya lo estés echando de menos. Y, sin embargo, disfrutes de esa sensación de angustia y deseo; de esas ganas contenidas que sólo tu y él conocen.

Cuando sientes el impulso de escribirlo y que todos se enteren. Cuando lo estás relatando y te mueres de ganas por volver a masturbarte.

Cuando eso ocurre, sabes que has encontrado a tu amante.


NO SOY PERFECTA YA LO SE, NO HAY DUDA
PERO SOY LA PERFECTA PARA TI, LA TUYA

sábado, 28 de enero de 2017

Cosas que pasan

Ocurrió una noche de fiesta cualquiera. Me reuní con un grupo de amigas, todas mamás del cole, para salir a cenar y tomar algo por los bares de Gijón. Y esa noche, como pasa una vez entre muchas, se tornó más divertida y morbosa de lo que yo hubiera imaginado.
El calor de la noche de Septiembre, las ganas de diversión y un poco más de alcohol de la cuenta consiguieron que la velada se alargase mucho más de lo esperado.

En el principio de la noche éramos ocho las chicas, pero según iban pasando las horas, cada vez íbamos quedando menos. A las seis de la mañana éramos tres las supervivientes. 
La noche pasó rapidísima, de hecho, nos dieron las ocho de la mañana  y, con ello, el cierre del último bar en el que estuvimos, sin darnos apenas cuenta.

Recuerdo pasar gran parte de la noche charlando con varios hombres, bailando y riendo con las chicas. También recuerdo como una de ellas, Alex, bailaba junto a mi de manera sinuosa para atraer la atención de los chicos que nos miraban. Aunque es bien cierto que no le es necesario hacer nada de eso, pues acapara las miradas de todos los hombres por allá por donde pasa.
Ese día descubrí que a Alex, separada desde hace un par de años y madre de un niño, le encanta jugar. Sabe como hacerlo para poner a los hombres locos a su alrededor. De hecho, varios de ellos estuvieron colgados de ella durante gran parte de la noche.

En cierto momento, no se le ocurrió mejor idea que inventarse que era lesbiana y decir que yo era su pareja. Dicho sea que ese juego lo he visto muchas veces en mi vida, sobretodo  en mi etapa juvenil, para poner muy cachondos a los chicos. Porque si, porque eso en vez de conseguir alejarlos de una, consigue que se queden pegados como las abejas a la miel.
Y así fue. Grupos de hombres calientes como monas nos rodeaban y aplaudían cada vez que Alex acercaba sus labios a los míos y me daba un piquito mientras bailábamos sexy al son de la música.

Yo, que procuro separar mi vida vertical de la horizontal estaba comenzando a perder el norte para dejarme llevar por la noche y por la situación.
Y, claro, cuando Alex decidió ir más allá y me metió la lengua entré en "no retorno" y le dí un beso (nos dimos un beso) de esos que se te quedan de recuerdo para toda la vida.
Entonces se lo dije: "Cuidado Alex, que me esta gustando, yo soy bi" Y a Alex  eso no sólo no la frenó, sino que le pareció, por lo que me demostró, la mar de divertido y cachondo.

La noche, o mejor debo decir la mañana, comenzó a tornarse totalmente sexual. No paramos de bailar, besarnos y acariciarnos hasta que el bar echó el cierre y tuvimos que salir a la calle. Y, una vez fuera y de camino a nuestras casas, ya con la luz del día, seguimos haciendo paradas para besarnos.

Por supuesto, nos seguía un grupo de fans del morbo, con las pollas tiesas y las ganas de participar a flor de piel. Por supuesto, les dejamos con las ganas.

LLegamos al portal de Alex y yo la ofrecí acompañarla a casa, pero me dijo que para eso no estaba preparada. Lo respeté. Sé que para la próxima es fácil que le apetezca y se decida. Y entonces, estoy segura, pasaremos unas horas muy divertidas juntas. Yo la desvirgaré como bisexual y ella disfrutará de su cuerpo y del mío. 

Yo acabé la noche en casa de uno de los chicos que nos acompañaban, pero lo que ocurrió no merece la pena ser contado. Sólo lo hice porque me quedé caliente como una perra y no me paré a pensar que eso no merecía ya la pena.

La otra mamá que nos acompañaba se limitaba a ver la escena, disfrutar y reírse un montón. Al día siguiente, vía whatsapp, nos prometimos las tres que lo que había ocurrido sería un secreto entre nosotras.

Cada mañana las veo y el trato es totalmente natural y distendido. ¡Me encanta ser mujer!




NO SOY PERFECTA YA LO SÉ, NO HAY DUDA
PERO SOY LA PERFECTA PARA TI, LA TUYA.