jueves, 22 de septiembre de 2016

Uno de esos manjares

Te he invitado a mi casa para comerte el culo. Hace meses me habías enviado un vídeo en el que una chica le daba un placer inmenso a un hombre mientras le comía la polla y el culo con una suavidad y una delicadeza fascinante. Me preguntaste si así era como yo lo hacía y te respondí con la promesa de invitarte a mi casa para comprobarlo.

Por fin llegó el día y parece que sí, que yo lo hago igual que la chica del vídeo. Puedo atreverme a decir que, incluso, mejor. Tu me has dado la razón.

En el vídeo en cuestíón, el hombre estaba tumbado boca arriba y bien abierto a una altura que le quedaba ideal para la boca de la chica. Y me gustó la idea de hacértelo así, sentada en una silla, sin tener que agacharme o tumbarme para saborearte.
Mi casa es una casa convencional y no dispongo de mobiliario específico para tal fin (cosa que me reprochaste en broma). Por ello se me ocurrió la disparatada idea de acomodarte sobre la mesa del comedor. Una manta doblada, una toalla sobre esta y dos cojines para apoyar tu cabeza serían suficientes para emular la escena que a ambos tanto nos había gustado.

Entraste en mi casa, me diste dos besos, pasaste a mi salón (que ya conocías) y, sin más dilación comenzaste a desnudarte. Descubrí en ti un torso muy bonito, detalle en el que en anteriores ocasiones no me había fijado.

Tumbado, sobre mi mesa de comedor, desnudo y deseoso de recibir placer es como me gusta tenerte y como a ti te encanta estar. Tu yo tenemos la capacidad de disfrazar de total normalidad este tipo de escenas. De convertir lo distinto en común. Y eso es algo que me gusta mucho de ti, porque a veces me veo a mí reflejada en tus ojos. Tenemos un punto de conexión en este tipo de juegos que hacen que a ninguno le resulte extraño lo que se le ocurre al otro; tanto que, incluso, cada vez que uno propone una nueva fantasía, el otro arde en deseos de realizarla a su lado.

Comencé a jugar con mis dedos alrededor de tu ano, ayudada por la suave textura del lubricante. Circulos lentos, con cierta presión sobre el músculo. Subiendo por el perineo para volver a acabar en el centro de tu placer. Mi dedos de deslizaban de tal modo que a veces asomaban dentro de tu culo buscando el calor que sabían les esperaba. Al poco tiempo ya te habia penetrado con un dedo, despacio y hasta el fondo, a ese lugar donde las palpataciones se hacen más evidentes y puedes sentirte completamente lleno de mí. Pero convenimos que tu placer estaba más bien en la orillita, entre la primera y la segunda frontera. Así que saque el dedo con cuidado y allí me quedé, alternando el exterior con un poco de penetración; apenas la yema de mi dedo era suficiente para volverte loco.

Suave, tierno, despacio... jugando y disfrutando de tu culo palpitante. De ahí, pasé a tus huevos y el mismo camino me llevó a tu polla. Cuando bañé de lubricante tu capullo con la yema de mis dedos éste se puso muy contento y tu polla respondió poniéndose dura, muy dura.

Me entraron unas ganas tremendas de meter mi lengua en tu agujero y de cabeza y en un instante tenía mi nariz entre tus nalgas. Hubo lametazos rápidos, otros más lentos y de largo recorrido que llegaban desde tu culo hasta tu glande, penetración con la lengua muy dura mientras mis dedos abrían bien tu agujero, chupadas con succión.....La saliva se mezcaba con el sabor dulce del lubricante en mi boca.

Tu deliciosa polla también disfruto del calor y la humedad de mi boca mientras acariciaba la entrada de tu culo con mis dedos humedecidos en lubricante. Me encanta darte pequeños mordisquitos y jugar con rápidos movimentos de mi lengua sobre tu glande. Lamerte la polla desde la base y metermela entera en la boca para succionarla con mucho cuidado. 
Tus huevos fueron bien masajeados con mi lengua y tratados comos se merecían, con mimo y ternura.

Te escuchaba gemir, te veía mirarme con cara de placer, sentía como tu culo se abría y cerraba pidiendo más y eso me provocaba más deseo de ti.  Y tu, allí tumbado, cogiendo tus piernas para poder estar lo más abierto posible, a veces temblando y diciéndome "me gusta, me gusta..." me estabas regalando todo el placer que yo buscaba alcanzar esa tarde con esa cita. 

Llegó el momento en que deseaste más y te echaste para adelante y comenzaste a  besarme y tocarme las tetas. Me las sacaste por fuera de la camiseta y del sujetador y así se quedaron el resto del encuentro, como asomadas a un balcón del deseo.

Durante tres ocasiones hubiste de apartar mi mano de tu polla, a sabiendas de que un segundo más y la corrida hubiera sido inevitable. Pero tu no querías eso, deseabas alargar ese placer todo lo que te fuera posible.
El problema llegó cuando decidí levantarme y ofrecerte una teta sobre la boca mientras te masturbaba. En ese momento, cuando tu lengua estaba lamiendo mi pezón, no fuiste capaz de contenerte y me regalaste tu orgasmo. Me avisaste para que obervara tu polla mientras derramaba toda la leche sobre tu ombligo, porque es una escena que a ambos nos gusta; yo mirar tu polla mientras se corre y tu mirar como yo la miro....

Tras una larga corrida, que aún duró un tiempo una vez la leche se hubo terminado, te limpié con sumo cuidado los restos de leche sobre tu cuerpo y tu polla. Esta aun continuo erecta durante varios minutos, como si quisiera impedir que la sensación que acababa de vivir desapareciera para siempre.   

Te dí un último beso en los labios y te ayude a incorporarte para que fueras a refrescarte.

Yo me quedé mojada y caliente como una perra, pero así lo deseaba y así lo había pactado contigo.

Y, efectivamente, tienes razón. El día que compré esa mesa de comedor no se me había pasado por la cabeza que algún día iba le iba a dar semejante uso. La vida te da sorpresas.....

Como siempre, querido amigo,  un placer....


NO SOY PERFECTA YA LO SE, NO HAY DUDA
PERO SOY LA PERFECTA PARA TI, LA TUYA

sábado, 10 de septiembre de 2016

Yo, mi, me, conmigo.

El paso necesario para poder dar placer a los demás es saber dárselo primero a uno mismo. Conocer cada  punto de nuestro cuerpo y autodescubrir qué es lo que nos gusta y lo que no. 

Yo llevo masturbándome desde que era niña, creo recordar que comencé al rededor de los diez años a tocarme. De aquella, creaba fantasías en mi cabeza que  me ayudaban a alcanzar placenteros orgasmos. Recuerdo dormirme en una cama empapada en sudor, pues tenía la costumbre de alcanzar cuatro o cinco orgasmos seguidos. Paraba cuando ya me dolía el clítoris. 

Mis primeras fantasías las protagonizó David Summers, de los hombres G. También me inspiraba en algun vecino guapo del barrio o cualquier chico que hubiera visto y me gustara ese día. Me imaginaba dominada, algo obligada, sometida....Eso era lo que más me ponía. 
Hubo una época en la que fantaseaba con una compeñera de colegio, algo amachorrada, que me ponía mucho. También gustaba de restregarme los peluches contra mi coñito y era muy divertido.

En mi casa había escondida alguna revista X y películas en VHS porno. Por supuesto, yo las tenía localizadas y me encantaba utilizarlas para mi placer. Esa sensación de hacer algo así a escondidas, cuidando dejarlo todo tal y como lo encontré, aprovechando los pocos ratos en los que podía encontrarme sola en casa...ufff. El miedo a que me pillaran y el deseo de encontrar un momento libre para hacerme una buena paja....En muchas ocasiones estuve a punto de ser descubierta y eso, todos los sabemos, le da un especial morbo a la situación.

Mi infancia y pubertad estuvieron  ligadas a la sexualidad, al deseo por los demás. Incluso a sentir el deseo de los hombres (hombres adultos) por mí. Bien joven recuerdo escuchar piropos muy impropios para ser escuchados por una niña, gestos muy rudos e incluso invitaciones ciertamente deshonestas. Con los años me dí cuenta del poder y la importancia que tenía el sexo en la vida. Una mujer, si sabe utilizar bien sus armas, puede llegar donde quiera. Eso ya depende de la moral de cada una. Pero es algo sumamente sencillo... 

La forma en la que me masturbo ha ido cambiando. Por ejemplo, ahora soy practicamente incapaz de llegar al orgasmo utilizando la imaginación. Solo en casos muy específicos con personas muy específicas que provoquen mi deseo de manera especial o hayan dejado mucha huella en algún momento en mí, llego a tal punto de excitación que el orgasmo llega de manera deliciosa.
Lo normal es que vea vídeos por internet para ayudarme. Estos son de muy diferentes temáticas, según el dia veo unos u otros. Mis preferidos versan sobre la adoración anal, los trios con dos hombres bi, sexo de chicas jóvenes con hombres viejos, la lluvia dorada en cualquiera de los dos papeles o el sexo en la playa y en público.
En ocasiones tengo que ver varios distintos hasta dar con el que verdaderamente me apetezca ver y me llegue a excitar de verdad. Sin embargo hay días que doy con auténticas joyas que me ponen cachondísima desde el minuto uno.

Aun, a veces, utilizo mis dedos. Pero son las menos. Lo habitual es que el placer me lo de "cepi", mi cepillo de dientes eléctrico. Ni vibradores, ni juguetes, ni carísimos aparatos masajeadores.....mi cepillo de dientes eléctrico. El sabe y puede darme la intensidad que yo necesito; de tal modo que, con su ayuda, he descubierto el squirt. 
Lo coloco sobre mi clitoris y me vuelve loca de placer. Siempre utilizo algun tipo de lubricante para no hacerme daño en la delicada piel de mi coño.

Los tres lugares en los que suelo masturbarme son mi cama, un sofá de mi salón  o sentada en mi wc. Bien abierta de piernas y con una toalla debajo bien doblada por si el squirt aparece. Me gusta más hacerlo por las mañanas o después de comer.

Llevo ya bastantes años en los que con un orgasmo me es suficiente. Aunque es cierto que paso épocas en las que debo masturbarme todos los días o incluso dos veces al día. La frecuencia normal es de unos tres o cuatro días a la semana. Depende mucho tambien de los encuentros que haya tenido con otras personas. 

Tengo días en los que el orgasmo llega muy rápido, en apenas cinco minutos ya estoy satisfecha. Sin embargo hay otros (y sobretodo en compañía de otras personas) en los que me cuesta bastante más alcanzarlo. Me encanta masturbarme para otros mientras me miran y me chifla que sean los demás lo que me me masturban. 

Yo no soy de las mujeres que se tocan las tetas mientras se masturban; así como me encanta que me las besen y toquen, a mi misma no me hace ningún efecto. Podría decirse que la forma en que yo me masturbo es totalmete mecánica, una forma de quitarme el deseo sexual de manera rápida. Eso sí, un orgasmo así nunca me quita el deseo por un hombre que me guste. Quiero decir, sé cuando un hombre me gusta de verdad. Y lo sé porque le deseo desde el siguiente instante a haber alcanzado el orgasmo.

En alguna ocasión y ya hace tiempo, me masturbé enfrente a un espejo, o asomada a una ventana viendo a los viandantes pasar....Pero son cosas muy puntuales, no forman parte de mi forma de actuar habitual.

Igual que me ocurre cuando estoy con otras personas, gimo bastante y en un  tono un poco alto. Tiemblo y sufro pequeños espasmos deliciosos cuando alcanzo el climax.

El sexo con otros en fantástico, pero autoregalarse momentos de placer también es algo maravilloso. 


NO SOY PERFECTA YA LO SE, NO HAY DUDA
PERO SOY LA PERFECTA PARA TI, LA TUYA.