martes, 15 de marzo de 2016

Fiesta en club swinger (Parte I)

Asisto con cierta frecuencia a locales swinger y a fiestas en los mismos o en chalets privados. Estas últimas tienen una temática de lo más variada: fiesta de la lencería, semana de la pasión, fiesta dame la leche, fiesta latina, barra libre y desenfreno caliente, desfile de ropa sexy, fiesta combinaciones impares, fiesta karaoke con sesiones fotográficas y masajes relajantes, fiesta de halloween, de carnaval......Cualquier disculpa es buena para reunirse y pasar una noche divertida.

La primera fiesta a la que yo asistí y que, por ello, guardará para siempre un espacio en mi recuerdo, fue la fiesta de los cornudos consentidos.

No es habitual que en las fiestas swinger dejen participar a chicos solos, pero esta temática lo hacía necesario e imprescindible. Por supuesto, sólo asistieron hombres de máxima confianza, o bien para el local o de alguna de las parejas que participábamos.

El local en cuestión está a dos horas de mi casa, así que decidimos reservar habitación en el mismo para pasar la noche.

Puedo decir sin equivocarme que fue uno de los días más divertidos y especiales de mi vida. La experiencia era totalmente nueva para mí. Allí vi y disfruté de cosas que antes solo conocía a través de los libros y las películas y pude confirmar que la realidad supera muchas veces a la ficción. Siempre recomiendo a las personas que comienzan en esto del mundo liberal que no dejen de vivir una experiencia así, aunque sea una vez en su vida. Aunque no estén dispuestos a participar, el mero hecho de ser un espectador ya produce un placer sumo.

Cierto es que a mí me encanta mirar y me encanta el sexo. No solo hacerlo, sino ver cómo lo hacen los demás. Es por ello que este tipo de lugares son para mí lo que un museo es para un amante del arte.
Porque precisamente eso es lo que yo veo en esos cuerpos en movimiento: arte.

Para la ocasión elegí un bodystocking negro, un little black dress y unos zapatos de taconazo también negros con apliques de swaroski. Por supuesto, mi aroma de vainilla negra y mis labios pintados de carmín rojo pasión.

Sobre las 10 de la noche comenzó un picoteo, momento en que los asistentes aprovechamos para charlar y conocernos entre nosotros. En esos momentos yo disfruto mucho, porque siento el calor de las miradas sobre mí. Por mi físico, mujer de grandes curvas y exhuberante, estoy acostumbrada a acaparar la mirada de todos los hombres. Y eso, sinceramente, me encanta. La mirada de la mayoría reflejaba el deseo de poseerme apenas una hora después. Los que eran de mi agrado eran correspondidos con la misma mirada, para el resto siempre tengo una sonrisa de agradecimiento.

Poco a poco, todos íbamos entrando en calor y, de las conversaciones livianas y divertidas muchas personas comenzaron a pasar a besarse, tocarse, desnudarse.....

La música comenzó a sonar más alta y ante mí desfiló todo un universo de chicas sexies, vestidas con corsés maravillosos que resaltaban sus estupendas tetas, otras en picardías con tanga y liguero, incluso mujeres en sus expléndidos cincuenta luciendo unos cuerpos creados para el placer. Una me llamó especialmente la atención; llevaba el pelo muy corto rubio platino y, tras quitarse el vestido que llevaba puesto, se quedó en un minúsculo tanga y una cadenita de plata alrededor de su cintura rematada en un precioso piercing en su ombligo. Para completar tan sexy look, unas botas de fino tacón hasta media pierna de cuero negro. Sus tetas estaban más tersas y en el  sitio que las de cualquier jovencita y su piel era suave a la vista y al tacto. Doy fe.

Dando vueltas por toda la sala iba una pareja muy bien avenida. Ella, una gordita de tetas grandes y carita de ángel, enfundada en un traje de cuero, sujetaba una gruesa cadena que tiraba por la correa que él llevaba sujeta al cuello. Totalmente desnudo y calzando unas botas militares.

Decidí sentarme a observar todo lo que tenía alrededor tranquilamente y, acompañada de mi pareja y un gic tonic, dediqué una hora larga a deleitarme mirando.

Frente a mí, en una barra americana, comenzó a bailar una mujer de unos cuarenta. Cuando empezó aun estaba vestida. Su marido, sentado cerca mío la observaba embelesado. Comenzó a hacerse dueña de todas las miradas, especialmente las de los hombres que comenzaron a acercarse para animarla a quitarse la ropa.
Entre ellos, un chico de unos treinta, muy bien parecido llamó su atención y fue invitado a compartir baile con ella. Nos regalaron un espectáculo maravilloso. Comenzaron a desvertirse el uno al otro, mientras le daban las prendas al marido de ella, que las iba cogiendo encantado de la vida. Mientras lo hacían, no paraban de bailar y contonearse, de besarse y tocarse. Cuando ambos estaban desnudos él la puso contra la barra y la follo por detrás.
La manera en que ese hombre movía el culo cada vez que la penetraba, los golpes de cadera cada vez que daba un embestida era espectacular. Desde ese momento supe que no me iría de esa fiesta sin que ese chico me follara.
Después ambos se tumbaron en la plataforma sobre la que estaban y comenzaron a hacerlo de mil maneras. Misionero, ella encima, de lado....Pasó más de media hora larga hasta que el chico se corrió. Cuando hubieron terminado y el chico se bajó de la tarima para tomar algo fresco y recuperar el aliento, el marido de la mujer se acercó y comenzó a comerle el coño hasta llevarla al orgasmo. Sólo de pensar que ese hombre estaba acabando lo que otra polla había empezado me llenaba de excitación.

Grupos de personas en plena orgía, follando todos con todos dentro de cuartos oscuros con tatami en los que los gemidos y los gritos de placer volvían locos a los hombres que, de pie, observaban la escena mientras se masturbaban.

Un hombre dejó a su mujer atada a una cruz de San Andrés y se fue a follar con otra. Una mujer alta y delgada de pechos pequeños. Así, todo el que pasaba por delante podía disfrutar de ella en el modo que deseara. Fue besada, lamida, le comieron el coño y las tetas, le metieron los dedos en el culo y el coño, la masturbaron hasta hacerle correrse en varias ocasiones.....

En un sofá, una mujer hacia mamadas a todo el que quisiera. Delante de ella, una fila de hombres con los pantalones bajados esperando su turno. Unos se masturbaban mientras, otros observaban con envidia al afortunado que tenía la polla en su boca en ese momento. Su marido, sentado a su lado, contemplaba la escena muy excitado.

En la habitación de enfrente a la mía, una chica preciosa y exhuberante follaba con un chico mientras le comía la polla a otro, mientras todo el que quisiera miraba. Su marido, un auténtico cornudo consentido, era el encargado de bajar al local a buscarle hombres para subirlos a la habitación y ofrecérselos. Durante todo el tiempo que duro la fiesta, en torno a cinco horas, ella no paro de follar en ningún momento.

Se hicieron varios tríos, haciendo honor a la temática de la fiesta. Muchos intercambios también, a los que siempre se acababa uniendo alguna mujer y hombre más.

Sobre una camilla de masajes, una mujer preciosa disfrutaba de un sensual masaje a cuatro manos que, por supuesto, terminó en final feliz. Uno de los hombres le puso la polla en la boca y ella comenzó a mamar, mientras el otro la penetraba aprovechando la altura perfecta de la camilla. A ellos se unieron dos más y acabaron llevándosela en volandas hacia una cama redonda. Cuando se quisieron dar cuenta, ya eran seis los hombres que se la follaban y le ofrecían polla. Y, sin saber cómo, acabaron haciendo un bukkake sobre su cuerpo y su cara.

El jacuzzi también me regalo escenas llenas de morbo. Un grupo de unas nueve personas se montó una fiesta en él por todo lo alto. No pararon de follar y comerse en una hora. Las pollas y los coños pasaban de boca en boca sin orden ni concierto y los gritos y gemidos se mezclaban con el sonido burbujeante del agua.

Cuando me encontraba un chico de esos que follan que parece que bailan, me detenía un buen rato a observarlo. Casi podía sentir el placer que estaba recibiendo la afortunada que era follada en ese momento y sentía como mi coño se mojaba esperando disfrutar de esa polla y esos contoneos en cualquier otro momento.

Esto es gran parte de lo que vi allí esa noche, pero también hice y me dejé ver. Pero eso merece ser contado con más calma......



NO SOY PERFECTA, YA LO SE, NO HAY DUDA
PERO SOY LA PERFECTA PARA TI, LA TUYA












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