jueves, 12 de octubre de 2017

La fiesta

Hace un par de semanas volví a estar invitada a una de las fiestas liberales privadas más fantásticas que se realizan en Asturias. Se organizan cada tres meses aproximadamente y en ellas tengo el placer de reencontrarme con buenos amigos y de conocer a nuevas personas con las que siempre es grato charlar, reír e incluso follar si llega el caso.

En esta ocasión decidí invitar a mi chico para que nos acompañara a mí marido y a mí. Además, por temas de organización pasó todo el día en mí casa con nosotros e, incluso, durmió en ella después de la fiesta.
Como suele ocurrir de cuando en cuando, también se quedó a pasar el día con nosotros y a dormir un buen amigo que también está invitado a esta orgifiesta.

Por ello, áquel sábado se convirtió en uno de los más especiales y divertidos que he pasado en mucho tiempo. La fiesta fue fenomenal, como no podía ser de otro modo, pero lo realmente divertido ocurrió antes de subir a ella, esa misma tarde en mi casa...

La noche del viernes la pasé sola puesto que mi marido había quedado con su chica para ir a cenar y a pasar una velada de sexo en un hotel. No se encontraría conmigo hasta la hora del vermú, momento en el que yo ya estaría con mis dos invitados esperándole.

La mañana del sábado, bien temprano, llegó a casa mi chico y me trajo el desayuno. Pasamos la mañana tranquilos, intentando no tener sexo, para mantener una excitación que iba en aumento ante las expectativas de lo que iba a ser un gran sábado. Eso sí, no faltaron las caricias, los besos, los masajes y las risas.
A eso de la una y media llegó nuestro amigo después de hora y media de viaje desde Santander.

Cuando ya estábamos los cuatro juntos, tras el vermú y varias de charlas de lo más variopinto, nos fuimos a comer. Aquí, en Asturias, tenemos la sidra. Y cuando en una comida hay sidra de por medio, los comensales comienzan a tener un grado de alcohol que no llega a la borrachera pero que los alegra y anima.
Es por ello que tras la comida y las 6 botellas de sidra que cayeron, los cuatro regresamos a mi casa dispuestos a dormir un poco la siesta para poder subir frescos a la fiesta. Pero....

Las ganas y el alcohol hicieron su trabajo y  nos vimos obligados a comenzar la fiesta a las cuatro de la tarde.

No me dio tiempo a entrar en la habitación y ya me vi abordada por tres hombres deseosos de besos y carne. Entre los tres me desnudaron y me tumbaron sobre la cama y durante quién sabe cuánto tiempo, me comieron, tocaron y besaron por todo el cuerpo de manera aleatoria. Llegó el momento en que yo ya no era capaz de distinguir quién hacía qué y esa sensación de sentirme a la deriva con tres hombres entregados a mi placer se me antojó maravillosa.
Pedí polla, deseaba comer y tocar polla. Mis deseos fueron órdenes para ellos y en ese instante me vi con una en la boca y otra en cada mano. Por supuesto, en eso también se fueron alternando. 

Me cuesta recordar todo lo que ocurrió en mi cama aquella tarde, el alcohol y la diversidad de lo que hicimos me lo pone muy difícil. Pero sé que hubo una maravillosa doble penetración perpetrada por mi marido y nuestro amigo, mientras me comía la polla de mi chico. Lo recuerdo bien porque él fue el encargado de limpiar mi coño y culo con su lengua cuando los tres nos hubimos corrido.

Hubo también un maravilloso 69 con mi chico, mientras nuestro amigo me sodomizaba el culo. Para mi chico resultó una escena maravillosa ver desde tan cerca como la polla de otro entraba y salía de mí. Y qué decir del momento en que la corrida comenzó a salir de mi culo para deslizarse por mi coño y acabar goteando sobre su boca.

A mi chico le encanta que le cabalgue y así lo hice para acabar. Mientras me movía a horcajadas armoniosa sobre su polla, los otros dos hombres me acercaron las suyas, uno a cada lado. Comer dos pollas a la vez es algo que me vuelve loca y que mi chico pueda observar la escena hace que la situación sea el doble de morbosa. Así terminamos los tres, yo teniendo el ni sé sabe qué número de orgasmo de esa tarde, mi chico corriéndose en un coño que aun guardaba restos de la leche de los otros dos hombres, mi marido corriéndose en mi boca y nuestro amigo sobre mis tetas. 

Fue el cansancio el que nos hizo parar y no la excitación. Pero los cuatro sabíamos que aun teníamos una gran noche por delante y mi marido ya venía de estar follando toda la noche con su chica.
Yo estaba pringosa y llena de leche y no quería ni ducharme, pero entre los tres me llevaron a la bañera y se encargaron de enjabonarme y aclararme. ¡Ese detalle se me antojó precioso!

Aun nos dio tiempo a echarnos una siesta antes de prepararnos para subir a la fiesta.

Una vez en ella, a parte de pasarlo genial con nuestros amigos liberales y conocer caras nuevas, cada uno hizo lo que le apeteció y le dieron las fuerzas. 

Era la primera fiesta para mi chico y la gozó mirando por las habitaciones el ambiente y el sexo que se vivía. Amén de que no pudimos evitar volver a follar los dos juntos.

A las cuatro de la madrugada decidimos volver a casa, exhaustos pero satisfechos. 

No sé si en la próxima fiesta volveré a vivir algo parecido, pero de verdad que no me preocupa. El recuerdo de lo ocurrido aquél sábado 30 de Septiembre de 2017 tengo por seguro que jamás se borrará de mi memoria. 

¡Gracias pollitos!



TODOS PENSAMOS QUE NOS HEMOS ENAMORADO ALGUNA VEZ, HASTA QUE NOS ENAMORAMOS POR PRIMERA VEZ.

6 comentarios:

  1. Hola alba muy buenas... bueno ya hablamos alguna vez... pero no sé si por algo dejamos de estar en contacto por FB soy Rafa Garcia...
    Un saludo

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  2. es una esperiencia muy morbosa que antes de tiempo se os cruzo el cable jjj pero el caso es pasarlo bien

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  3. La verdad que es una sensacion maravillosa leerte....lo haces con un cariño y dedicacion tan perfecto que permite ver la seduccion de una manera fantastica.....sigue asi cielo

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    1. Muchísimas gracias por tus palabras.

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    2. Es un placer ser un cornudo y compartir y disfrutar del placer. Eres especial no hay duda.

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  4. Es un mundo muy cerrado y difícil de entrar que poca gente tiene la suerte de conocer. No todos somos privilegiados sana envidia tengo

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