sábado, 31 de diciembre de 2016

Mi niño mimado

Rubén ha sido el primer hombre con el que tuve sexo fuera de mi matrimonio. Durante dos años fue mi niño mimado. Se lo permitía todo y se lo perdonaba todo. Porque cualquier cosa merecía la pena con tal de pasar unas horas de sexo con él. Daba igual si ya tenía organizado mi día, porque si mi teléfono sonaba y era él, lo cancelaba todo para estar a su lado.

Nos conocimos en un pub una noche en la que yo, sin saberlo, había vaticinado en mi propia piel la letra de la canción "Chandelier" de Sia. Ese día buscaba dejarme llevar por la locura de la noche y el alcohol y eso hice....disfrutar sin importarme demasiado mañana.

Después de una charla que se me antojó interesante a la vez que divertida y regada con otra copa para mi colección de alcohol de aquella noche, el chico de mirada tierna y gesto varonil me invitó a su casa. Ni lo pensé. Fue la primera vez en mi vida que decidí no pensar. No quedaba demasiado lejos de aquel lugar y llegamos en menos de quince minutos caminando.

No puedo decir que sea un gran follador, ni que posea una polla de escándalo. Más bien la tiene pequeña y le cuesta mantenerla erecta a causa de la coca que consume (con él vi por primera vez en mi vida a una persona esnifar). Su cuerpo es precioso, quizá un poco delgado, pero cincelado por su trabajo en la construcción: espalda recta con unos preciosos hombros  y unos brazos bien torneados; torso firme y piernas duras y musculosas.

Su cara me encanta. Posee una de las miradas más intensas y tiernas que jamás he visto y su sonrisa me dejó hipnotizada desde la primera vez que me sonrió. Pasarán muchos años hasta que consiga olvidar el tono de su voz, grabe y tranquilizadora.

Rubén tiene dos cosas que me engancharon desde el primer encuentro. Lo primero, su forma de besar. Con diferencia, es el hombre que mejor me ha besado. Lo segundo, los 69 con él; podíamos pasarnos horas tan sólo comiéndonos el uno al otro. Era fascinante. Su forma de comerme el coño y el culo era única. Con su lengua podía hacerme alcanzar más de cinco orgasmos en un mismo encuentro. 

Además, fue el primer hombre que me ofreció su culo. Quizá por eso también me quedé tan prendada de él. Tenía un modo de ponerlo sobre mi cara que me volvía loca. Y el modo en que se restregaba sobre mi boca mientras yo le lamía y llenaba de saliva a la vez que alternaba con mi lengua bien dura follando su agujero....ufff. Era único. Cierro los ojos y lo veo de cuclillas sobre mí. 

Estuvimos viéndonos durante unos dos años, a cualquier hora del día. A veces muy temprano por la mañana, otras bien entrada la noche. Cuando me invitaba a su casa a última hora de la tarde, siempre me tenía preparada una botella de mi vino favorito y algo para picar. El siempre bebía cerveza. A cantidades ingentes, supongo que era para paliar la sed que la cocaína le provocaba.

Era muy tierno y mientras nos besábamos siempre me decía cosas preciosas. Abrazarle y sentirle cerca me hacía sentir muy llena, llena de verdad.

Hubo un día en el que dejó plantado a un buen amigo para estar conmigo. La culpabilidad se apoderaba de él y yo estaba muy agradecida por haberme elegido a mí por delante de alguien muy especial para él. Fue por ello que le insté a invitar a su amigo a pasar el resto de la velada con nosotros. Cuando se lo dije, se le iluminaron esos ojitos suyos y a mí se me antojó que iba a ser un plan divertido.
Su amigo no tardó demasiado en aparecer, después de una llamada clara y directa: "Si traes cervezas y condones, te invitamos a pasar el resto de la noche con nosotros"

Cuando llegó, me encontró desnuda sobre el sofá de Rubén, feliz y dispuesta. Tomamos algo los tres juntos y charlamos, era un chico majo y cercano. Al principio, algo superado por la situación, pero loco por disfrutar de esa nueva experiencia.

Les propuse hacer un trío con doble penetración y mil cosas divertidas para hacer los tres juntos. Pero a Rubén le daba vergüenza tener sexo conmigo delante de alguien y me tuve que conformar con alternar a los dos amigos en diferentes habitaciones.
No puedo decir que el sexo con su amigo me haya disgustado, al contrario, lo pasé muy bien. De hecho, hicimos un buen 69 y follamos en varias ocasiones en esa noche.
Pero cuando estaba con él, no paraba de desear estar con Rubén. Me lo imaginaba tumbado, en la habitación de al lado y no podía dejar de pensar en él. Por esos detalles me dí cuenta de que estaba coladita por ese hombre.

Cuando estábamos juntos y después de corrernos, nos encantaba charlar y hablar de tonterías y reirnos. En alguna ocasión, por el cansancio, Rubén se quedaba dormido y yo adoraba ese momento. Me encantaba observarlo mientras dormía. Era hermoso.

Como absolutamente todas las demás relaciones que he tenido de este tipo, cuyo nexo de unión es únicamente el sexo, esta venía con la fecha de caducidad escrita en el dorso. Y ese día llegó. Y otro hombre ocupó su lugar en mi coño. 
Pero, también, como todos las demás, dejó un bonito recuerdo y una experiencia más en mi vida.

Aun coincidimos alguna vez en alguna sidrería y nos gusta mirarnos y lanzarnos alguna sonrisa cómplice. Así puedo comprobar que es uno de esos hombres a los que la edad los mejora notablemente.

Rubén, mi niño mimado.


NO SOY PERFECTA YA LO SE, NO HAY DUDA
PERO SOY LA PERFECTA PARA TI, LA TUYA

5 comentarios:

  1. He leído que te gusta dar placer en el culo...me la has puesto muy dura con este relato, te imagino...mi culo se abre para ti y alcanzo el placer mientras tu lengua lo explora...Pedro Freeman te saluda

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  2. Es precioso, me identifico con Ruben, también la tengo pequeña y a mi chica le encanta como lo hago con mi lengua, vaya si se corre, un saludo Alba eres increíble

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