sábado, 10 de septiembre de 2016

Yo, mi, me, conmigo.

El paso necesario para poder dar placer a los demás es saber dárselo primero a uno mismo. Conocer cada  punto de nuestro cuerpo y autodescubrir qué es lo que nos gusta y lo que no. 

Yo llevo masturbándome desde que era niña, creo recordar que comencé al rededor de los diez años a tocarme. De aquella, creaba fantasías en mi cabeza que  me ayudaban a alcanzar placenteros orgasmos. Recuerdo dormirme en una cama empapada en sudor, pues tenía la costumbre de alcanzar cuatro o cinco orgasmos seguidos. Paraba cuando ya me dolía el clítoris. 

Mis primeras fantasías las protagonizó David Summers, de los hombres G. También me inspiraba en algun vecino guapo del barrio o cualquier chico que hubiera visto y me gustara ese día. Me imaginaba dominada, algo obligada, sometida....Eso era lo que más me ponía. 
Hubo una época en la que fantaseaba con una compeñera de colegio, algo amachorrada, que me ponía mucho. También gustaba de restregarme los peluches contra mi coñito y era muy divertido.

En mi casa había escondida alguna revista X y películas en VHS porno. Por supuesto, yo las tenía localizadas y me encantaba utilizarlas para mi placer. Esa sensación de hacer algo así a escondidas, cuidando dejarlo todo tal y como lo encontré, aprovechando los pocos ratos en los que podía encontrarme sola en casa...ufff. El miedo a que me pillaran y el deseo de encontrar un momento libre para hacerme una buena paja....En muchas ocasiones estuve a punto de ser descubierta y eso, todos los sabemos, le da un especial morbo a la situación.

Mi infancia y pubertad estuvieron  ligadas a la sexualidad, al deseo por los demás. Incluso a sentir el deseo de los hombres (hombres adultos) por mí. Bien joven recuerdo escuchar piropos muy impropios para ser escuchados por una niña, gestos muy rudos e incluso invitaciones ciertamente deshonestas. Con los años me dí cuenta del poder y la importancia que tenía el sexo en la vida. Una mujer, si sabe utilizar bien sus armas, puede llegar donde quiera. Eso ya depende de la moral de cada una. Pero es algo sumamente sencillo... 

La forma en la que me masturbo ha ido cambiando. Por ejemplo, ahora soy practicamente incapaz de llegar al orgasmo utilizando la imaginación. Solo en casos muy específicos con personas muy específicas que provoquen mi deseo de manera especial o hayan dejado mucha huella en algún momento en mí, llego a tal punto de excitación que el orgasmo llega de manera deliciosa.
Lo normal es que vea vídeos por internet para ayudarme. Estos son de muy diferentes temáticas, según el dia veo unos u otros. Mis preferidos versan sobre la adoración anal, los trios con dos hombres bi, sexo de chicas jóvenes con hombres viejos, la lluvia dorada en cualquiera de los dos papeles o el sexo en la playa y en público.
En ocasiones tengo que ver varios distintos hasta dar con el que verdaderamente me apetezca ver y me llegue a excitar de verdad. Sin embargo hay días que doy con auténticas joyas que me ponen cachondísima desde el minuto uno.

Aun, a veces, utilizo mis dedos. Pero son las menos. Lo habitual es que el placer me lo de "cepi", mi cepillo de dientes eléctrico. Ni vibradores, ni juguetes, ni carísimos aparatos masajeadores.....mi cepillo de dientes eléctrico. El sabe y puede darme la intensidad que yo necesito; de tal modo que, con su ayuda, he descubierto el squirt. 
Lo coloco sobre mi clitoris y me vuelve loca de placer. Siempre utilizo algun tipo de lubricante para no hacerme daño en la delicada piel de mi coño.

Los tres lugares en los que suelo masturbarme son mi cama, un sofá de mi salón  o sentada en mi wc. Bien abierta de piernas y con una toalla debajo bien doblada por si el squirt aparece. Me gusta más hacerlo por las mañanas o después de comer.

Llevo ya bastantes años en los que con un orgasmo me es suficiente. Aunque es cierto que paso épocas en las que debo masturbarme todos los días o incluso dos veces al día. La frecuencia normal es de unos tres o cuatro días a la semana. Depende mucho tambien de los encuentros que haya tenido con otras personas. 

Tengo días en los que el orgasmo llega muy rápido, en apenas cinco minutos ya estoy satisfecha. Sin embargo hay otros (y sobretodo en compañía de otras personas) en los que me cuesta bastante más alcanzarlo. Me encanta masturbarme para otros mientras me miran y me chifla que sean los demás lo que me me masturban. 

Yo no soy de las mujeres que se tocan las tetas mientras se masturban; así como me encanta que me las besen y toquen, a mi misma no me hace ningún efecto. Podría decirse que la forma en que yo me masturbo es totalmete mecánica, una forma de quitarme el deseo sexual de manera rápida. Eso sí, un orgasmo así nunca me quita el deseo por un hombre que me guste. Quiero decir, sé cuando un hombre me gusta de verdad. Y lo sé porque le deseo desde el siguiente instante a haber alcanzado el orgasmo.

En alguna ocasión y ya hace tiempo, me masturbé enfrente a un espejo, o asomada a una ventana viendo a los viandantes pasar....Pero son cosas muy puntuales, no forman parte de mi forma de actuar habitual.

Igual que me ocurre cuando estoy con otras personas, gimo bastante y en un  tono un poco alto. Tiemblo y sufro pequeños espasmos deliciosos cuando alcanzo el climax.

El sexo con otros en fantástico, pero autoregalarse momentos de placer también es algo maravilloso. 


NO SOY PERFECTA YA LO SE, NO HAY DUDA
PERO SOY LA PERFECTA PARA TI, LA TUYA.






8 comentarios:

  1. En que pagina ves los vídeos porno no entiendo inglés y casi todo el porno es extranjero
    Me encanta tu blog
    Gracias es muy bueno

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. El sexo es un idioma universal....
      Mi favorita es maratón porno.
      Muchas gracias por leerme.
      Un besazo

      Eliminar
  2. Lo del cepillo resulta fascinante.
    Te continuare siguiendo aqui......tan bien descrito como siempre....tan sensual....
    Gracias por compartir tus vivencias.
    D****
    "Curando mis heridas"

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¿sabes? Soy muy mala resolviendo acertijos y no soy capaz de deducir quién eres. De todos modos, muchas gracias por tus palabras. Un besazo.

      Eliminar
    2. Soy aquel que perdio su segunda oportunidad....pq lleve uno de los peores golpes que la vida puede darte y eso me dejo fuera de combate. Sumado a que la epoca estival no nos va bien....todo jugo en mi contra.
      Aun asi....aqui sigo....deseandote...

      Eliminar
  3. Tristes armas de mujer las del sexo. No es un arma, es una puta mina antipersonas que te puede estallar en las narices. Ahí está el techo de cristal. Cuántas veces no nos toman en serio por mucho que valgamos porque solo se nos considera esposas, compañeras sexuales,o ligues... No es por nada, pero el unico poder que nos da el ser mujeres es el de poder follar mas facilmente y el precio a pagar es demasiado alto: podemos quedar embarazadas, ser tachadas de putas, o violadas, maltraradas o asesinadas, cosa que no les pasa a los hombres heterosexuales. Tristes armas de mujer que sirven para rebañar las migajas del poder que tienen los hombres apalancado, por sus santos cojones, valgan o no. Triste arma que dispara por la culata cuando tienes un jefe que te acosa, por ejemplo.

    ResponderEliminar