martes, 18 de agosto de 2020

Torimbia

Y, contigo, volví a Torimbia. 

Playa paradisíaca ubicada en la costa asturiana, en Llanes, el precioso pueblo en el que veraneo desde hace años. 

Es un playa denominada nudista pero en la que comparten en paz, armonía y respeto el arenal tanto textiles como personas que disfrutan de broncear sus cuerpos desnudos.

Cierto es que yo  no tengo especial predilección por tomar el sol desnuda y, dado que para llegar a ella debes caminar un buen rato, me decanto por otras playas igual de maravillosas que tiene mi preciosa Asturias en la costa oriental.

Pero a ti te gusta sentir el agua del cantábrico sobre tu piel desnuda, disfrutar de la libertad que gozan tu polla y tus huevos flotando en el mar. Por eso, me pediste que te acompañara. Y, yo, que no puedo negarte nada porque contigo iría hasta el mismo infierno, accedí.

El día no estaba soleado, pero hacía muy buena temperatura. El mar estaba precioso y calmado. La bandera ondeaba verde. Desde la ladera donde se aparcan los coches se puede ver toda la playa en su inmesidad y las vistas son espectaculares. 

Bajamos cogidos de la mano y charlando animosos. Siempre tenemos algo de lo que hablar, nos encanta contarnos mil cosas y reírnos juntos. 

La playa es muy larga y, justo en su parte izquierda, posee una pequeña calita a la que se accede bien por la arena si la mar no está muy alta o bien por un camino que nace desde el principal. Decidimos que ese sería nuestro destino.

Al llegar nos encontramos a unas ocho personas, algunas vestidas y otras desnudas. Ambiente tranquilo y relajado. Un chico desnudo, apoyado de pie sobre un roca, nos observaba sin más intención que la que te lleva a fijarte en alguien nuevo que llega al lugar en el que estás. La que parecía su chica, estaba tumbada en la toalla a su lado, aun vestida. Tiempo después se despojaría de su bañador para tomar el sol con toda su piel al aire.

Ahora me doy cuenta de que, a pesar de no frecuentar playas nudistas, me encuentro cómoda en ellas. Y, claro, en los ambientes liberales el desnudo es algo natural y bien visto. Nadie se siente molesto ni intenta disimular que  no mira cuando le gusta otro cuerpo o, simplemente, porque hay algo que le llama en un momento determinado la atención. Exactamente como hace el resto de la humanidad cuando está vestida, despojándonos de los tabúes, del qué dirán y la vergüenza ante lo natural.

Es cierto que ese día me ocurrió lo mismo que me pasa en los vestuarios del centro deportivo al que acudo, me llama la atención ver los genitales con pelo. Para mí es algo peculiar y me resulta muy llamativo. El mundo al revés....

No me dió tiempo a colocar mi bolsa de playa sobre una roca cuando tu ya estabas desnudo, parecías ansioso por sentirte en plena libertad. En cuanto te ví, te copié. 

Entre todas tus peculiaridades tienes una que sobresale sobre el resto y es que eres un "culo inquieto" y no tardaste ni un minuto en encaminarte hacia el agua. Por supuesto, te seguí. Al fin del mundo te seguiría....

Nos costó entrar. El agua del cantábrico no es acojedora en los primeros minutos. Pero, después, reconozco que tenía una temperatura ideal. El agua acariciaba mi cuerpo y lo envolvía de salitre y paz. Nadamos un buen rato juntos y nos acercamos a varias rocas del pedrero para observar las llámparas, bígaros y demás bichitos moradores.

Por supuesto, hicimos mil paradas para besarnos y abrazarnos, el roce de tu cuerpo contra el mío, sientiendo tu calor en mí, me resultó maravillosamente exitante y placentero.

Me reí mucho al verte sumergirte, pues me regalabas la divertida visión de tu culo y perineo en pompa mientras comenzabas tu picado hacia abajo.

Eres un hombre tan guapo y masculino, con un cuerpo tan equilibrado y estético y con esa carita tan linda, que no puedo más que derretirme cuando estoy a tu lado.

De repente, descubrimos que había otra calita más. Esta ya sin playa, apenas un par de metros de larga por medio de profundidad con suelo de piedras. Era preciosa y resultaba bastante apartada del resto de la playa, aunque bastante cercana. De camino a ella nos acercamos a una cueva que llamó nuestra atención y allí paramos a besarnos. 

Fue ahí donde te pregunté cómo sería follar en el mar. Tu polla reaccionó al instante. Eso me encanta.

Me subiste a horcajadas, pues hacíamos pie, y, no con cierto esfuerzo por la fricción del agua (pues sí, hace más dificultosa la penetración, cosa que jamás hubiera pensado) introdujiste tu dura polla en mi deseoso coño.

Y, así, abrazados y follando, mirando la amplitud del mar y sientiéndonos libres una vez más, alcancé un orgasmo precioso y delicado, de esos que logras cuando haces el amor. He vivido mil experiencias de todo tipo, pero digo sin ningun pudor, que esta fue la más bonita e intensa que podré recordar.

Vimos una roca asomando a la orilla de la cala y se nos ocurrió que podía ser buena idea que yo me apoyara sobre ella y te ofreciera mi coño para que me penetraras desde atrás. Y así lo hicimos. Con el agua ya por las rodillas y mi coño lubricado por mi primer orgasmo, esta vez la penetración fue más sencilla y placentera y te sentí disfrutar mientras yo me mordía la lengua para no gritar y obervaba un barco navegar en el horizonte. 

Por poco no llegamos a corrernos juntos, lo hicimos casi a la vez. Sentir tu leche dentro del coño, notando como entra a borbotones es algo que me vuelve loca.

Después, se me ocurrió la genial idea de empujar para ver salir su leche a través del mar. Nunca limpiarse después de tener sexo fue tan fácil.

El mar nos meció durante un rato mientras relajábamos nuestros músculos y nos quedamos callados unos minutos tan sólo disfrutando y obervando todo lo que teníamos alrededor. Belleza pura, pura paz y felicidad.

Salimos, relajados y satisfechos para dejar secar nuestros cuerpos desnudos al aire.

A ti, "culo inquieto", te apeteció que nos fuéramos a tomar unas cervezas, así que nos vestimos y desandamos el camino hecho. El resto del día lo pasamos juntos por el maravilloso LLanes comiéndonos a besos y muriéndonos de la risa. No hay mejor plan para un día de verano. No hay mejor plan que pasar el día a tu lado.




2 comentarios:

  1. No es de los que mas me ha enganchado, pero está bien. A mi me enganchan mas cuando la protagonista adopta el papel de sumisa. Saludos.

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