lunes, 12 de agosto de 2019

Mi vecino del 3º

Bastantes años ya compartiendo edificio con mi vecino y no fue hasta este verano que reparé en él.
Hasta hace apenas un mes era un hombre más con el que subía o bajaba en ascensor. Quizá algún saludo seco en el garaje, un "buenos días" en el portal. Pero nada más, durante muchísimo tiempo esa ha sido nuestra relación.

La parte masculina de una pareja que llegó a vivir aquí, provenientes de otra provincia, al poco de instalarme yo. Sin hijos, aparentemente de mi edad (después he descubierto que él es algo mayor pero no lo aparenta) y trabajando en la misma empresa.

No recuerdo el número exacto de veces que nos hemos cruzado, jamás le dí importancia. De hecho, lo catalogaba como una persona más bien seca y distante.

Pero.....sorpresas te da la vida.

Quiso el destino que mi blog nos uniera. ¿Quién le iba a decir a él que la mujer que está detrás de los escritos que tanto le excitan y encandilan es su vecina, la mamá ama de casa con una niña pequeña?

Cuando comenzamos a hablar, previo mensaje suyo para felicitarme por el blog y comentarme la ausencia de entradas en este último tiempo, no podíamos ni imaginar que esto acabaría así. Bueno, mejor dicho, que esto comenzaría así...

El mundo es un pañuelo y mi ciudad es más bien pequeña (rozamos los 400.000 habitantes) En otras ocasiones ya me he encontrado (a través de mi perfil dedicado al sexo en Internet) con algún antiguo compañero de clase, el marido de alguna conocida, el chico que trabaja en tal o cual lugar que yo frecuento...Pero esta es la primera vez que el destino me pone en contacto y me descubre la vida oculta de un vecino de portal. Y, claro, es un morbo al que es imposible renunciar.

Cierto es que la primera vez que nos encontramos en el ascensor tras descubrir nuestras identidades fue un momento de nervios y no saber muy bien cómo reaccionar. Ambos esperábamos ese momento porque sabíamos que suponía un gran subidón de adrenalina.

Después de ese primer encuentro, los que se sucedieron en compañía de su mujer (que, por supuesto, no sabe nada) aumentaban muchísimo el morbo del momento.

No pasaron muchos días cuando decidí pedirle un poco de sal. ¿Es lo que hacen los vecinos, no?  Apenas dos plantas nos separan y tardó menos y nada en presentarse en mi casa. 

Ahora que lo pienso.....¡pero si no trajo la sal!

Por fin solos en mi casa, por fin con más de un minuto por delante para charlar cara a cara (por chat ya le habíamos dedicado muchas horas). 
Para él fue un reto más, pues le puso realmente cardíaco el hecho de pasar de su casa a la mía, con el consiguiente miedo a que algún vecino se percatara de la maniobra. 
Pero, claro, eso solo ocurrió el primer día. El resto de las visitas rozaban ya la normalidad para él. Mi casa, podría decirse, se está convirtiendo en su segunda casa. Tanto que temo que cualquier día llegue con su mujer y se encamine a mi casa en vez de a la suya sin darse cuenta.

Ambos sabíamos que nos gustamos, pues físicamente nos conocíamos bien (vestidos, claro). El feeling también surgió a través de las charlas que mantuvimos. Sólo faltaba comprobar si en la cama éramos compatibles y, en la segunda visita a mi casa, quise comprobarlo.

Cuando apareció en mi puerta y se percató de que yo no estaba esperándole allí de pie como acostumbraba, su corazón comenzó a acelerarse. Muchas veces habíamos fantaseado con la idea de recibirle en mi cama, a cuatro y con uno de mis preciosos bodystocking puesto. 

Él atravesó el pasillo que lleva a mi habitación rezando para verme así y yo le esperaba sobre la cama en la postura por la que él rezaba.

Y así me encontró: sumisa, mojada, deseosa, abierta y dispuesta.

Sólo me dio tiempo a escuchar un jadeante "así me gusta" y el sonido de un cinturón desabrochándose. Lo siguiente fue sentir una embestida certera y profunda en mi coño. 

Un grito ahogado se escapó de mi boca y mi cuerpo casi cae hacia delante por la fuerza del empujón. Con rapidez, asió  sus manos sobre mis caderas y se encargó se sujetarme en cada embiste.

Hasta ese momento no sabía cómo era su polla, nunca habíamos hablado de su forma o tamaño. Pero, por la manera en que rellenaba mi coño y el placer que me estaba regalando, supuse que era gorda. 

Algo que llamó profundamente mi atención fue el aroma que inundó mi cuarto. O hasta ese momento no había reparado en ello o desnudo emanaba más olor, el caso es que un maravilloso perfume varonil se apoderó de toda la estancia. No tardaría en mezclarse con el excitante olor a sexo que es obligatorio dejar en cualquier cuarto tras un buen encuentro. 

Me gustó como me follaba, me gusta como me folla.

Movimientos rápidos y duros se intercalaban con momentos más pausados, en los que su polla salía casi por completo de mi coño para volver a entrar regalándome esa maravillosa sensación de calor cada vez que lo hacía.

Era tal mi excitación, por el momento y su buen hacer, que no tardé demasiado en correrme. Cuando ya lo hube hecho una vez más, salió de mí y me indicó que me diera la vuelta.

Fue en ese momento cuando, por primera vez, nos miramos de verdad a los ojos. Y el deseo por él se me escapaba a borbotones. Me puse de pie, me acerqué a su boca y le besé. Le besé con muchas ganas porque esos labios se me habían antojado hacía ya tiempo.
Me abrazó y me apretó contra él. Volvimos a mirarnos y nos reímos. Parecía que si, que en el sexo también congeniábamos.

Fiel a mis costumbres, me arrodillé para probar su talentosa polla. Fue ahí cuando comprobé que, efectivamente, era gorda. De tamaño dentro de la media, lucía bien depilada y olía a mi coño. 

Jugué con mis labios, dientes y lengua de mil maneras con ella. Le escuchaba gemir y sentía como se retorcía mientras me acariciaba el pelo. En varias ocasiones la sacó de mi boca ante el temor de correrse con demasiada premura.

De repente, se agachó y me empujó por los hombros contra mi cama. Entonces abrió mis piernas, dobló mis rodillas hacia atrás y comenzó a comerme el coño. Así es como me regaló otro orgasmo. 
Me encanta cuando me corro en boca del hombre que está trabajando duro por conseguirlo. Es la mejor recompensa que puedo darles por tan dura y gratificante tarea.

Después de correrme con su lengua le pedí que me follara de nuevo, tenía muchas ganas de volver a sentirle dentro. Pero esta vez quería mirarle a los ojos mientras lo hacía, así que le pedí que se subiera encima mío.

De nuevo, una embestida certera y profunda llenó de polla mi coño. Con movimientos más acompasados me regaló placer para otros dos orgasmos. Mis piernas a veces lo abrazaban y otras lo hacían mis brazos. De rato en rato le apretaba fuerte el culo, sobretodo cuando ya estaba cerca de correrme.

Me gustó mucho su forma de mirarme cada vez que sentía cerca mi orgasmo y los besos que nos regalábamos de cuando en cuando.

Hombre silencioso mientras folla, me anunció con tiempo de que ya se acercaba su orgasmo y eso intensificó mis ganas. No fue difícil encaminarme al tercero, por segundos no nos dio tiempo a acabar a la vez, pero eso me sirvió para fijarme en su cara mientras él se corría. 

Satisfechos, nos dimos una ducha y nos tomamos un café. Ese fue el primero de varios encuentros. Todos con su morbo y fantasía.

En alguna ocasión nos hemos visto obligados a vernos en uno de los trasteros del edificio y nos hemos conformado con dos buenos orales. En breve bajaremos al garaje para follar en el coche, no paramos de fantasear con la idea de que yo le cabalgue a horcajadas en el asiento de atrás. 

Me encanta lo práctico y morboso de haber descubierto la verdadera cara de mi vecino del 3º.






8 comentarios:

  1. He llegado aquí de rebote. Me gusta cómo escribes; buena redacción, buena puntuación, historia muy bien narrada. He leído varias de las entradas de tu blog y creo que podrías escribir sobre cualquier tema, así que sigue escribiendo porque tienes talento para ello.

    Enhorabuena.

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    1. Muchas gracias por tus palabras, las valoro muchísimo. Un beso.

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  2. ¿Alguna vez has organizado algún viaje familiar para poder quedar con algún fan?

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    1. La verdad es que no. Me ha gustado mucho eso de "fan".
      Un beso.

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  3. Que suerte tenéis ambos. Muchas felicidades y a disfrutarlo tanto como podáis.

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  4. Esta muy bien escenificado casi tiene los habitantes de Gijon. Engancha la lectura y te Salta la imaginación.

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